jueves, abril 06, 2023

 Son 47

No sabía que la Tierra no era redonda, yo había pensado que era plana, porque siempre he intentado caminar a paso firme pues, a pesar de la cuesta, de la caída o que de los planos firmes en mi andar… había que creer.
¿Recuerda alguien que la vida era así?
Siempre tuvimos un amigo necio, incómodo, alguien con quien se nos fueron las horas de esperar a que cambiara el destino, a que algo fuera mejor.
Porque creíamos en él. Su talento era aparte. Porque creíamos que sería mejor después.
Y desesperadamente el tiempo se nos fue y ese canijo nos dejó su locura, sin llegar a veces, al momento más chido de la fiesta. Y ocurrió la desaparición.
Y muchas veces la cagó en la fiesta… y se fue. Y muchas veces nos ayudó… y se fue.
Y muchas, muchas veces lo traicionamos. ¿Lo recuerdan?
Todos tuvimos a alguien así, de quien no queremos repetir su nombre, pero…
Siempre, lo repito, todos debimos tener a alguien así. Un padre, un primo, un tío, un amigo.
¿O fue cómo fue? ¿Un ángel caído, casi un demonio,o un mero wey al que no soportábamos más?
Pero él estaba ahí, en la vida real, quiero decir de día a día, cuando la fiesta no va más.
Así, en ciertos amaneceres, a veces lo que ocurre, en nuestras tardes, en nuestro espejo, aquel que rompimos varias veces… y nos reflejamos en él a pedazos.
Era un alguien más en nuestra vida, pero siempre estaba. Tan roto, tan jodido, tan nada. Tan recurrente, o de quién hablar más, si no es evocando los recuerdos.
Llámale Che, llámale wey, llámale con el apodo del que te acuerdas (aquí lo puedes poner en este paréntesis- un Zerk).
Ese, el que la regó y cuando nadie atendió su llamada y ahí estaba.
Anyway. Allí estuvo. Deicidas, traidores, oportunistas.
¿Cómo les llaman las nuevas generaciones?
Lo curioso es que siempre que me recuerdan, cuando están reunidos, cuando ya no hay nada que recuperar de ese silencio incómodo que nos deja haber coincidido me hacen presente, mis ausentes.
En ese silencio que a todos aterra, en el último trago, o la última bocanada del cigarrillo, ahí estoy.
Y nunca faltará el momento cuando alguien olvide que me piensa, y otro me nombra y todos vuelven a recordar a sentir en su vida. Y carcajean.
Y es en ese instante, cuando entre copa y copa renovada, en ese momento de pedir las clandestinas que les vienen a todos las ideas del ayer, porque eso somos. Memorias. Recuerdos. Allí estaré.
Por eso, entre trago y silencio, fumo en silencio, eso hacemos, ¿no?
Un sarcasmo que nos permita reírnos del otro ese que antes fuimos. ¿No?
Pero, sobre todo, esta la ironía, de saberles que siempre fui honesto y piensan en mí, aunque no esté.
Puede fluir una lágrima y en lo lejano lloramos.
Y decir, por ejemplo, cosas como:
-Fue nuestro amigo-, decíamos- él, que alegraba los silencios.
Pero les digo en santa paz:
Yo soy ustedes. El silencio. Para ustedes, el que marca siempre sin respuesta.
***
Acabemos así:
En el futuro incierto
como ángeles caídos
como dioses sin fieles
seguidores unos de otros
en nuestros dones oxidados
el cuerpo es como
un templo que cae a pedazos.
Así, en esta, en nuestra letra
esta adherida letra
nos acostumbrados al perdón
a las traiciones al muro de los lamentos
donde los milagros ocurren para otros.
Ocurren.
Y aquí hay alguien
aquíen este tiempo sin nostalgia
sin pecado concbido es ceniza
y de otros, nos vamos extinguiendo.
Así es como somos:
Una copa rota donde sangra el habla
y de cierto el aire aturde.
Año tras daño, daño tras año.
El silencio está hablando.
A través de los cristales entre una lágrima y el duelo
hemos sido alguna vez avispas,
una lágrima ávida de ser bebida,
el veneno es una rima involuntaria y seca
presta al sacrificio de negar su cruz y ficción.
Los que se escribirá después,
son los nuevos hacedores del pasado
de la letra muerta, mas viva,
son el beso a la a botella arrojada al mar con un mensaje
Un verso borrado entre los libros, siendo libres.
Pese al sino, seguirán del camino
lo hoy otorgado
a la cotidianidad
los ojos atentos al amanecer,
el sueño, el delirio de un insomnio
esos párpados ceden al milagro de cerrar los ojos
día tras día y daré las buenas noches.
Pero, hay un estruendo en mi palabra olvidada
hay el rayo invisible abierto
Ocurre el Blackout.
***
He cumplido años una vez más,
ya sin el anhelo de una fiesta.
Sin siquiera querer la sorpresa.
Mis amigos desaparecieron con los años.
Tengo más años que dedos, menos dedos que amigos, menos amigos que están vivos, y menos llamadas de amigos vivos.
Tengo una fiesta permanente para todos aquellos que fueron y dejaron de estar.
Ya no sé ni cuántos años tengo.
He perdido la cuenta en este rosario de necedades que ha caído y solo le pido a la noche, despertar.
Gudnait.

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