miércoles, abril 04, 2018

Lava la lava

En el pecho llevo el grano estrecho, cercano, ese que me apesta, el tiempo, como las manos que sudan al tocar el piano, como el nido donde cae el polvo de la primavera con el viento. Yo soy el vórtice, el silencio, el nuevo ritmo, eso que llaman la nada, lo que no existe.
“Y después de mí, el jazz se ejecutó al tercer día”. Y hoy me apellidan Blake, Poe, o los pocos que hablan de mi me dicen Mallarmé. Nadie tiene mi nombre y el sentido de mis letras late a la izquierda, aun cuando el corazón late a la derecha.
En el pecho cargo la herida, tan mía de llegar a no pertenecer. De ser un habitante, un consecuente de las madrugadas, de la quietud, de la brisa de los árboles.
Y luego todo se rompe.
Alguien hablará de mí en las bibliotecas como un perpetuador de cementerios, otro más dirá que extrañando el corazón me volví mecánico. Todos dirán que hoy solo, sólo soy letras.
Nadie me ve. Como tú. Como un volcán a punto de erupción.

Here we go again

Get ready.