miércoles, junio 18, 2008

¿Y la Música por Televisión apá?


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Prendo la televisión con la idea de encontrarme algún video que me permita relajarme después de un día más malo que el anterior.
Me viene a la mente que yo escuchaba la música que me gustaba en amplitud modulada. En aquellos días en Torreón no había casi estaciones radiofónicas que se dedicaran a programar artistas extranjeros.
La pobre oferta que existía en las estaciones de frecuencia modulada me obligaba a recurrir a unas grabadoras y aparatos modulares que mi padre había comprado en Ciudad Juárez y que tenían la característica especial de que, por la noche podían captar estaciones de Oklahoma.
Era entonces el tiempo de tener preparados los casetes y mantener la paciencia por largas horas, esperando el momento justo para soltar la pausa y comenzar la grabación.
Mi adolescencia, como la de muchos que por aquí tal vez lleguen a circular, fue muy distinta a la que viven los jóvenes de hoy.
El deseo de conseguir una canción y conservarla en una edición especial en el que la voz del conductor no interrumpiera la pieza era todo un reto, era casi un don divino tener el pulso para lograr una grabación completa.
En este afán desesperado fue que quizá muchos logramos apreciar en verdad la música, no había videos que interfirieran en el gusto por determinado género.
La ejecución de los instrumentos, el estilo interpretativo eran los principales argumentos para que uno terminara prendido de determinada agrupación.
Pero con el crecimiento de cadenas de televisión como MTV todo cambió. La posibilidad de ser un escucha se vio modificada y ahora el oyente se queda absortó ante la imagen.
Esta cadena tuvo su auge quizá en la década de los 90 cuando la música era reforzada por conceptos visuales en los que se apostaba a la creatividad, realizándose un sin fin de promocionales a manera de mini cortometrajes que cumplían su función de entretener en cada determinado segmento musical.
Si bien con la aparición del video musical se abrió una nueva posibilidad de creación, conforme avanzó la penetración de este concepto, se perdió gran parte del encanto.
La saturación de imágenes en la estación, provocó que los seguidores de grupos ahora tiendan más que a escuchar la música, a asimilar las ideas de consumo de quienes pretenden cantar y tocar algún tema, ya que la mayoría de los personajes que hoy se proyectan, no tienen ni la calidad ni el talento para aparecerse frente al espectador.
Para mala fortuna, a través de los ojos, los adolescentes de hoy escuchan qué comprar, cómo vestirse, que ademanes o lugares hay que visitar para ser socialmente aceptado.
Paradójicamente, ser antisocial se ha vuelto lo más sociablemente aceptado. Se acabaron los renegados del sistema. Se acabaron las aspiraciones y el derecho a la sorpresa ante lo cotidiano.
A cambio, tenemos una generación de jóvenes cuyo único ideal es alcanzar el estrellato con una canción monótona y repetitiva, vivir en una mansión rodeado de gente desconocida y sin mayor interés que la desaparición de su propia identidad.
La creatividad murió para dar paso al conformismo, pero que va, eso es lo que deja dinero, es lo que en verdad importa.
Como si fuera poco, me doy cuenta que MTV terminó hace un par de años con su concepto original de ser un escaparate para las bandas y después de mantener una barra de programación en la que se podía observar videos de manera continua, ahora son pocos los espacios que se dedican a la música.
En contraparte, la cadena que bien se pudiera mencionar como el Mc Donald´s del mercado audiovisual ahora tiene como plato fuerte para sus teleconsumidores, series de las llamadas realitys, en las que la única realidad es el engaño protagonizado por malos actores.
Lo que es peor, los mundos que plantea como ideales sólo pueden ser alcanzados por medio del desencanto y la falacia.
Después de algunos minutos de intentar en vano ver algo que realmente me interese en ese canal, no me queda más remedio que apagar el televisor y buscar en mi cajón de los recuerdos, mis viejas grabaciones.
MTV, nació con un tumor maligno en el cerebro y el doctor tiempo nada pudo hacer para salvarlo. Ha muerto.