viernes, febrero 24, 2006

La movie que las Spice Girls jamás filmaron, pero en la que siempre las quiso ver


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Como han sido días algo pesados por lo referido renglones atrás, decidí que era bueno salir al cine y aprovechando que las entradas en miércoles están al 2x1 mi compañera de viaje y yo salimos en busca de una opción para entretenernos.
Debido a que mi horario sólo me deja pocas opciones optamos, como solemos hacerlo, por entrar a la pelí que estaba en el rango aceptable para acudir, es decir entre 7 y 8 de la noche.
No sé que les pasa a quienes diseñan las carteleras pero los horarios de las películas están para la madre, así que no nos quedó otra más que entrar a ver un largometraje cuya única información que teníamos era los anuncios de 30 segundos que te venden la historia como una de las más terroríficas de tiempos recientes.
Fue así que sin muchas ganas que digamos y armados con palomitas, refrescos y hot dogs (por aquellas de que resulte fiasco al menos tenemos con qué entretenernos) para ver El Descenso (The Descent) un filme inglés del 2005.
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Dirigida por Neil Marshall, el Descenso cuenta la historia de un grupo de amigas de todos colores y todos sabores, que perfectamente podrían hacer campaña para Benetton.

Pues bien, el argumento gira en un grupo de seis mujeres que emplean su tiempo libre en deportes extremos, al término de una actividad en unos rápidos, una tragedia las separa durante un año hasta que una nueva aventura vuelve a llamarlas.
Se trata de explorar unas cavernas en las Montañas de los Apalaches, en Estados Unidos, pero una de ellas es más vivilla y malilla y cambia los planes metiéndolas en un pozo sin salida aparente.
Sin duda el principal argumento a favor de la película es el dominio del terror por la claustrofobia y la carga de gore que conlleva en sus ataques de vampiros-Gollum (veánla y me darán la razón).
Pues bien, decía que la película bien pudo haber servido para rescatar al pinchurriento grupo de las Spice Girls, quienes de por sí ya andaban partiéndose la madre entre ellas antes de disolverse, les hubiera servido para retirarse de manera, digamos, más o menos digna, es decir, exterminándose en la pantalla.
La verdad no entiendo cómo es que la crítica ha alabado tanto este filme, pareciera ser que daca vez nos conformamos con menos en materia de cine de horror.
Si alguien tiene la intención de acudir a ver El Descenso, tiene oportunidad de desaprovechar sus primeros 15 minutos, ya que son malísimos, las actuaciones son tan churras que es preferible perder el tiempo en la fila de las palomitas o en el baño.
Eso sí, una vez que pasa lo más soso, podemos empezar ahora sí, a deliciosamente criticar la cinta, al menos en mi caso, le encontré grandes fusiladas con mi amada Carrie (1976) del maestro Brian de Palma.
Aunque mister Marshall lo niegue, algo hay de la señorita White en esta cinta, en la que, valga la comparación, la actriz que es la heroína de El Descenso, le da un aire y, juzguen ustedes mismos, hay dos o tres poses y tomas que están que ni calcadas.
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Bueno, yo sólo quería desestresarme y compartir este fallido intento de esparcimiento de mi miércoles por la noche.Para la próxima mejor pongo el video de Ensalada de Locos. Chale.

I´ve seen dead people


No sé qué me pasa últimamente pero tengo mucha flojera, termino agotado como para venir a vaciar los temas que tengo retrasados para ir acomodando en esta cajita de Pandora.
Veo gente muerta ¡Sí, y la veo desde hace semanas! y no es sólo por parafrasear al Sexto Sentido, sino que a raíz de que una compañera tuvo que dejar el trabajo porque habrá de dar a luz (si no es que ya lo hizo), me tuve que hacer cargo de lleno en la sección policíaca.
Ahorcados, quemados, ejecutados, ahogados, muertos por choque, por líos pasionales, por accidentes bien pendejos, atropellos y hasta por la naturaleza misma he tenido que observar durante estas lindas semanitas.
Justo hoy, tenía el mejor de los ánimos para iniciar con algunos temas, a sugerencia de mi buen amigo Ruv, pero, vaya, un ligero dolorcillo de cabeza y encontrarme con cuatro muertitos más y un atropellado, como que medio mermaron mis ganas, pero la vida continúa y hay que sacarle provecho los que estamos de este lado aún, así que aquí vamos.

miércoles, febrero 15, 2006

Ese chiste con gusto a nada

Tomar el teclado sólo para desacreditar una forma de pensar no es tan válido y menos para decir que se es buen escritor únicamente porque se aprovecha de la lúgubre comodidad tras un envase de cerveza.
Hay que tener la cabeza conectada con las manos y no con el culo para que lo plasmado acontezca como un acto de amor a la escritura y no como un resentimiento que se eructa de la realidad que se vive.
Así que no me vengas con posturitas más moipes y pinches que tu realidad córporea, ni tampoco quieras pasarte de ingenuo con tus malos intentos de sarcasmo sobre -vaya, olvidé tu problema ocular- un poco de humor negro sobre la fiesta brava.

Porque ya sabes, luego vendrán anónimos a más no poder a cagar en tu tag para llamar la atención, habrá otros que en sus portales se cuelguen del tema del día para comentar, no del tema del día, sino de tu postura acerca de, para querer tener su minuto de atención.

Bueno, de alguna forma los trato de entender, ser ignorados en el mundo virtual y pasar por personajes grises en la vida real... se ha de sentir de la chingada.

(Cualquier aludido sin quehacer sea bendecido por el Santo Sagarachi)

sábado, febrero 11, 2006

O dime como quieras



Hubo una vuelta de tuerca de esas raras que a veces pasan, sean las seis de la tarde o las seis de la mañana, lo mismo estés en la calle Sevilla o comiendo Gazpacho en una de las aldeas aledañas.
El amor es un exquisito cloroformo, la metralla de ideas no cesa, pero como un coloso me caigo con mi lento expresar, esa delicia de tener frente a mi la imagen, soltar cuetes y decir que la huella es más que para sentirse grande, para no perderse.

A partir de hoy otra visión desde el a veces, no pregunten quién coño es más chulo si el de antes o el de hoy, uno es tan fino como el vino que eructa, no mires si no es necesario, sólo dejen venir a las putas vestidas de letras, que cada quien elige su forma de hacer el kamikazee.

Un gran dragón, un alba que no se observa desde un lugar seguro, desde la aprisionada conciencia que nos mantiene atentos, no basta con poner empeño, no basta con lamentarse de los esfuerzos ni de los días que quedaron insatisfechos, hay que encontrarse más allá de uno, ser el que sigue a buda, mahoma a la tierra y sus entrañas.

No bailo y los tangos ni soñarlos, sólo borracho me dirijo improvisando, detengo el aire, me entrego ciego, ando por el callejón y amanece, soy el méndigo en un suburbio.

Fénix, serpiente, arete en la lengua, en el ombligo de Ema, ematoma en los dados cubos que se desenvuelven a velocidad que el mister Hyde que llevamos dentro se quede controlado.

Hide Mister Hyde, and a partir de now, call me Higgins


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Un milagro de Blues.

viernes, febrero 03, 2006

¡Pepe!


Por las buenos días, por los malos ratos, por la risa, por las lágrimas, porque siempre de los pocos el que ha estado justo a mi lado, por el buen juicio, por la afición a Calamaro y al Diez, porque ya demostramos que la lejanía nos hace más fuertes, porque sé que te los vas a gambetear en esa cancha extranjero a donde te llevaron, porque está canción representa algo más que lo que dice para los que nos vamos quedando en este mundo y lo sabes, porque te quiero un chingo amigo, va por vos:

NOS VOLVEREMOS A VER
Andrés Calamaro
Nunca hay un adiós total entre dos ñieris,
siempre es un nos volveremos a ver en algún lugar del tiempo.
No hay olvido cuando existe la amistad y el respeto,
el recuerdo de momentos entrañables, alegrías y secretos.
Nos volveremos a ver porque siempre hay un regreso
por eso cuenta con eso pongo mi mano en el fuego por vos.

Soy un chico de familia y no soy ningún carlito
viví las tumbas de la vida soy un poeta maldito
a pesar de ser bonito nunca dormí en el palito.
Viví las tumbas de la vida soy un poeta maldito.
Nos volveremos a ver.

jueves, febrero 02, 2006

Zerk´s most wanted


Pienso en los que ya se fueron de mi, pero no precisamente en aquellos que han muerto, sino en los que, por alguna circunstancia del destino, se fueron (o me fui) quedando atrás.
Personas que de alguna manera marcaron un momento importante, tal vez fue una frase, una mirada, una anécdota que a lo mejor ya voy olvidando, pero que de repente saca la mano y me hace recordad de dónde vengo.
Siempre he creído que el hombre está hecho como si fuera una especie de carta colectiva, esos momentos que perduran en conjunto y que crean una actitud y de los que, sin pensarlo, nos olvidamos el remitente.
Ahí está Sonia, mi primer amor de secundaria, Chava, Noé y las madrizas que me acomodaron antes de saber defenderme, está Armando y Omar que me las pusieron cuando ya sabía hacerlo, está mi tiempo perdido, el forward y el rewind de lo que sentimentalmente no pude remediar.
En mi pequeña caja de Pandora se quedó estancado Gonzalo y su invocación a las brujas del viejo vecindario, mi primer amigo Javis y su extraño sentido del humor que siempre me divertía tanto.
Mucho más atrás está Edson Alí y sus altas calificaciones, Xóchitl y el primer romance en segundo de primaria, un beso que tiene más de cierto el horror y la risa que el acto mismo, pero que nunca olvido.
Está Griselda y Verónica debatiendo por mi alma, mientras yo me decido a marcharme con Patricia, la que sólo me quiso a medias.
Ricardo con sus sueños de ser disc jockey y mi alma aventada por un canal de riego mientras fumo un puro para consumar el año.
Más acá está mi primo Ángel y las extrañas sesiones de borracheras que estribaban entre la tienda de abarrotes que cuidábamos de un compadre de su padre y las entrañables pedas a las dos de la tarde en plena azotea.

Esta es la botella donde deposito el nombre de los sobrevivientes al holocausto que vive en mi cabeza, cuando por casualidad, se busque el nombre de alguno de ellos, aquí encontraran parte de su rastro, amigos o enemigos, amores o tal vez sueños de poeta, recuerdos todos, estarán en ese puerto de arena del que partí y si algún día se encuentran por aquí, en esta isla casi desierta, procuren que no sea de mañana, porque es señal de que no olvido.

Ricardo Medina Carreón
Javier Vázquez Sáenzpardo
Gonzalo Mendoza Adriano
María Elena Mendoza Adriano
Ángel Sánchez Mauricio
Edson Alí del Toro Martínez
Verónica López Luévano
Sonia Domínguez Mesta
Boy el de ?Los Biruls?
El profesor Rafael Longoria
Guadalupe Briones
Sergio Esparza

Y muchos otros que por ahí andan...
***

El problema del hombre de hoy es ver siempre al futuro. Hace más de cien años debimos plantearnos tal visión. Hoy sólo queda remediar ese error del pasado. Para vivir el hoy debemos concentrarnos en el ahora. Seamos egoístas por una vez.

***

Era un toro enamorado de la luna



Pajarito no merecía morir, al menos no de la manera en que se fue de este mundo. Hay a quien le gusta la fiesta brava e incluso más que un deporte la consideran un arte.
No quiero asumir una postura radical, porque en ocasiones me gusta la sangre aunque no provenga precisamente de un buril. Digo, todos necesitamos el dolor, al menos una vez, pero ese es otro tema.
El toro que hasta el domingo era conocido como Pajarito, con 503 kilos de peso salió al ruedo en la plaza de toros México para que le partieran su madre de la forma más ruin que pueden matar a un toro, sí, porque aunque usted no lo crea, un toro de crianza cuya completa vida está siendo enfocada a ese último ritual, su sacrificio a manos de un cabrón que de valiente tiene lo que yo de francés, a ese animal (me refiero al toro no al torero) no se le dio la oportunidad de desparramar su sangre luchando.
El error de Pajarito fue creerse demasiado su nombre e intentó, volar y lo peor, por poco y lo logra.
Desgraciadamente, para el toro y para los que le íbamos, no alcanzó a matar a ningún ser humano con su caída y mucho menos efectivas fueron sus cornadas, salvo la picada que le puso a una viejecilla morbosa que como los más de 30 mil que se dieron cita esa tarde, jamás imagino que iba a formar parte de la nota de ocho columnas de los principales diarios deportivos del mundo.
Yo le iba al toro, yo quería que Pajarito se llevar a dos o tres en el camino, que el mensaje fuera más crudo por parte de la naturaleza y de una buena vez, al menos para los familiares de quienes acuden a este tipo de encuentros, entendieran lo que significa el dolor y la sangre.
Pero no, ocurrió lo contrario, la dificultad de desplazarse entre las butacas, el horror que le provocaron los gritos de una multitud que no tenía de qué espantarse -salvo que hubiesen pagado pensando que siempre la sangre estaría en el ruedo y nunca en el graderío-, en sí el miedo mismo de estar frente al ser humano o mejor dicho ver tan de cerca en lo que se ha convertido el hombre, provocaron su muerte, tal vez desde antes que esos putos le clavaran la espadilla que terminó con su triste existencia.
Y decía que ocurrió lo contrario a la experiencia de dolor que debió de pasar, porque ahora es fecha que los medios de comunicación siguen explotando las historias de las personas que estuvieron cerca de la muerte de Pajarito, todos son héroes por haber visto uno de los actos más cobardes que se han cometido en tiempos recientes contra un animal que pese a su corpulencia, lo único que quería era regresar a sus años de recorrer la pradera.

Por eso el homenaje al amigo toro, con el breve de abajo y claro, repito con gusto, aunque ya con un dejo de añoranza, la proeza y la alegría que este compañero de la naturaleza me provoco y una vez más te obsequio, amigo, desde esta extraña grada en la que me sigo degradando, mi grito incansable ¡El Toro, El Toro, El Toro!