viernes, diciembre 31, 2010

Yo no tengo deseos ni malos, ni buenos...



Hablando vía telefónica con Sunny durante la Nochebuena, me preguntaba cómo estaba pasando la velada y qué tal me sentía y le definí que durante la víspera, después de haber incurrido laboralmente durante los últimos tres años en la función pública, al ocupar un puesto dentro del gobierno local y evaluando que terminé desempleado y casi sin amigos, le dije sin falso orgullo: “Como quien vuelve de la guerra”, lo peor es que no vengo, es que me voy...

Y le recité unas cuantas estrofas, lo recuerdo, iban así, las apunté:

La hora del tiempo que llevamos perdido
el reacomodo de los cuerpos al vacío de nuestra
ausencia
esquina por donde pasa el silencio en una guitarra al
hombro
en las manos de una mujer
donde no hay flores que venden la palabra,
sus caricias.
Antes está el ojo, ¿recuerdas? ¿sabes?

Cerveza se versa con amor a lo prohibido
La vida es un tacto, entraña de la espuma
área solitaria al caer de la tarde.

Fue así como ella prefirió abandonarme
fue así, la libertad, la justicia, el amor,
pero hay puertas que no quieren cerrarse
hay luces que permanecen siempre encendidas

como hijos dela noche,
ideas que no quiero que se pierdan con el sueño
porque sé que alguna vez, te acordarás de Juárez... mi ciudad.

Pero luego, escucho la algarabía, trato de volverme bueno, o malo o algo y quiero, quiero que la ciudad, no vuelva a ser lo que fue, sino que tenga identidad, no tengo buenos propósitos, como ustedes, perdonenme...


La evolución de nuestra calma se reconoce propiamente en el apartado de nuestras lágrimas, en el recóndito estado de nuestra indiferencia ante el dolor. Por eso merecemos vivir mejor, porque hemos sido los peores de nuestra generación, ya el hombre no mata por religión, ni por la idea exacta de su política, sino por exterminio, por diversión.

Parece que le debemos más a la suerte mala que al destino, que necesitamos más el azar que la bendición de nuestras casas para salir, para encontrar el camino de regreso, cuál, dónde, cómo, por qué, quién, son preguntas que se quedaron huérfanas, pero no de respuestas, sino de cuestionarte.

Lo mejor se ha convertido en la pérdida, en la reseña de lo que olvidamos, en el error, no tenemos cansancio, nos levantamos médicamente, con la equivocación de un acierto de otros, no hay razonamiento, quiero decir, perdimos la facultad de amar el amanecer.

Hay un látigo en la mente dándome la pauta para continuar, hay un silencio que me permite decir que no tengo nada que decir y sin embargo, entiendo que no se puede de manera tácita entender lo comprensible, porque vuelo dentro de la noche para saber que el día deberá llegar dentro de mí antes que el sol aparezca.

Vivo, dentro de esta muerte que se sigue fraguando, después de este grito impotente, de esta risa de otro, de esta piedad de los asesinos, de estos políticos condenados a vivir con la conciencia hecha mierda, de mi, de ti, propiamente de mi que no he sabido aún a aprender de mi talento y reprenderme y recriminarme y maldecirme, dentro de mi plegaria por el cambio.

Dentro de todo, te quiero pedir perdón Juárez, lo que tiene movimiento, está vivo, ¿si movemos una piedra tiene vida? ¿las olas del mar, el mar mismo subsiste por sí mismo o a través del viento? ¿el viento cómo lo hace? ¿Qué es vivir sino es sentirse vivo?

Te quiero pedir perdón por nuestros jóvenes, por las madres que se callaron, por las madres que asesinaron, quiero pedirte una tregua, saber que existirás, madre Juárez, eres la razón de mi existencia.

Películas 2000-2010



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Continuando con la iniciativa de Igmar Prieto, me veo estimulado a realizar mi lista de las 10 mejores películas que a mi parecer vi en la década que hoy concluimos, pero antes de continuar hago dos precisiones. La primera tiene que ver con que las películas que yo vi, no necesariamente son las que otrora se consideraron las mejores y ganadoras de premios, algunas lo consiguieron, otras simplemente fueron éxitos medianos o de taquilla.
Este listado, que me viene a la mente y reconstruyo de inmediato en el texto, puede tener demasiadas omisiones en lo que respecta a los que fueron considerados los grandes filmes pero no entraré en esa polémica, como punto de referencia para escoger las películas, primero, fue que vinieran a mi mente y segundo, que su historia, efectos o personajes me hubieran marcado de manera significativa durante la presente década.
A diferencia de Igmar, que decidió sacar de su lista el Señor de los Anillos, yo no sólo lo incluí, sino que agregué un par de historias más que también tienen segundas y terceras partes. Ésta es mi justificación: A diferencia de historias como Rambo, donde la secuela tiene solamente un mero fin mercantil, en estos casos en particular : (El Señor… y Kill Bill, para ser especifico), cuentan con una historia que por su extensión tuvo que ser recortada para su formato en cine, entonces no se trata más que de la misma historia y se evalúa en su conjunto, bueno, espero haberme explicado.

La otra precisión/duda tenía que ver con sí la década está mal medida (2000-2010) ah pero eso a quién le importa, el año que entra volvemos hacer otra lista y asunto arreglado.

Y ya, las mentadas y alegatos sobre movies vienen después, ahí les va la lista:

El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003)
El protegido, M. Night Shyamalan, 2000
Bowling for Columbine (Michael Moore 2002)
Oldboy (Chan-wook Park 2003)
Kill Bill (Quentin Tarantino 2003-2004)
Crash (Paul Haggis 2004)
Batman Begins (Christopher Nolan 2005)
Little Miss Sunshine (Jonathan Dayton, 2006)
IP Man (Wilson Yip 2008)
District 9 (Neill Blomkamp 2009)

domingo, diciembre 12, 2010

Sin Caralibro hasta que le echen talacha…


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Debería de estar contento, sentirme liberado, por fin sin el grillete tecnológico para escapar a otras posibilidades de entretenimiento, de vida en el más acá, donde la gente convive, donde los niños corren, las ancianas escrutan al marchante y los ancianos filosofan caducamente sobre las historias de la revolución y la repulsión que sienten sobre el gobierno en turno.
Debería ocuparme por ejemplo, de poner en orden el área donde me encuentro en este momento, levantar los libros, ordenarlos como siempre he querido, por genero, tamaño, color grosor, y abecedario, colgar los cuadros de pinturas y fotos que me han regalado para colocar en este, si no bendito, siempre bien amado espacio de trabajo, pero no.
Insisto debería tal vez, aprovechar este momento de furia de los creadores del Facebook, que decidieron que mi cuenta saliera sorteada entre las 500 millones que tienen de usuarios para darle mantenimiento y ya, así de la nada renunciar al mundo virtual, a esa comunidad donde he encontrado más amigos que en el mundo real.
Debería desaparecer, ser invisible, levitar, atravesar el tiempo, como lo hice hace justo hace un par de días cuando una fuerte infección en la garganta me tumbó por más de 30 horas en la cama, con más de 39 grados de temperatura, partir al cosmos a través de un viaje interno, caos puro, el finito del universo al alcance del parpadeo y el sudor que enjuga las sábanas y el sueño.
Desconectarse un poco de las dos realidades que hoy nos gobiernan la virtual y la mundana, en la misma semana, me ha provocado grandes cambios, vértigo, incluso he perdido peso, aunque sigo siendo obeso, pero eso no importa, es parte de la joya encantada que tenemos todos en el ego, sólo quiero retomar el tema, antes de que me pierda en esta pérdida del ansia.
Al padecer la fiebre, perdí el contacto con el mundo real, en ese lapso, me encontré amigas que ya se habían casado, otras que daban la noticia de su primer embarazo y otras más que enfrentan ahora valientemente una lucha contra una enfermedad que si bien no incurable, es desgastante.
Recuerdo entre los sueños haber hablado con alguien, haber escrito varias veces en la máquina, no sé si cartas o mensajes instantáneos, recuerdo haber olvidado lo anterior y repetirlo varias veces, recuerdo que caí nuevamente dormido.
Despierto este día y trato de ponerme en contacto, actualizarme, ver más allá de lo que ocurrió en mi ausencia, ahora con claridad y responder con la mejor de las intenciones cada uno de los mensajes recibidos, pero me encuentro con el bloqueo de algunas cuentas, tengo la duda de que si fue el sistema o si yo en mi delirio cambié las claves y ahora no recuerdo los nuevos passwords…
Al escribir esto, no puedo negar que existe un poco de tristeza por no poder regresar al servidor social, porque no en vano uno se va haciendo de amistades y cariños y fortaleciéndolos en ese medio, tal vez sólo se venció una visa y debo renovarla, tal vez debo entrar como indocumentado, pero lo que es seguro, es que este mundo es más seguro que el del más acá, donde los humanos continúan matándose por nada, donde la vida no sigue, donde el amor no fluye como debería ser.
Justo en este momento acaban de abrirme la puerta, ahí les voy de nuevo al barrio virtual.

lunes, noviembre 29, 2010

¿Dónde están las sirenas de mi mar?



Las olas no hacen eco ya dentro de la ciudad, no hay árboles ni los labios que como noche en perpetua búsqueda de sol, intenten desdoblarse en ese recordar el lado roto, donde irrumpe la palabra.
Esa variedad de saberse calle, insistir y luego, abriendo los ojos en el resplandor, ocurrir como un eco, como un rechinar de llanta y morir siempre vivo, ese algo, algo de eso que siempre ocurre: Ser famoso, ser venturoso, perderse, desaparecer, ese algo que se es y de ser convive con esa mentira que a la que te obligan a caer y levantarte, al día a día en la portada de algún periódico o noticiero.
Lo que me preocupa de esta noche es no saber quien de mis amigos se convirtió en un asesino de su propia esperanza, cuántos de ellos han fallecido ya de insomnio o habrán de morir por error o a consecuencia de la droga que consideran su aliciente.
La mano que se extiende hipócrita por el grito insolente del triunfo, de la risa que da el dinero en la cartera, del beso venenoso de la noche misma, hecha destino al azar, bebida, fragancia, letra, espera, deriva.
La ciudad se ha corrompido desde las horas más próximas al cierre de las emociones, en sus calles arde el invierno, tengo en las manos el dolor de haber vivido en su terror, de sentir el miedo de ver el luto permanente en las avenidas, el rasgo indiferente de la soledad del ciego.

martes, octubre 12, 2010

A través de Facebook busca ayuda para construir escuela


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“Los árboles se conocen por sus frutos” me dice Javier Meléndez Cardona, presidente ejidal de El Ojo de la Casa, mientras tomamos un café esta mañana, en un conocido restaurante localizado en una de las principales avenidas de la ciudad.
El Ojo de la Casa, es un espacio donde se encuentra una vieja hacienda de tiempos revolucionarios en la que desde hace 18 meses ha trabajado en su remodelación y de la que ahora busca sea una opción turística y espacio cultural al sur de Ciudad Juárez.
Sin embargo, su presencia en el restaurante no es para comentar de los logros que han obtenido con creces en el ejido que tiene a su encargo, sino para ahondar en detalles en su peculiar iniciativa para conseguir a través de la red social Facebook, fondos para la construcción de aulas escolares en el jardín de niños de Samalayuca, cabecera municipal del ejido que preside.
Una noche antes, el lunes, me encontré entre mis contactos el mensaje que acababa de dejar en su muro, el cual llamó mi atención: “Necesito conseguir 800 blockes de concreto para construirle la primera aula al Jardín de Niños de Samalayuca” (sic).
De inmediato el llamado comenzó a tener eco en los distintos usuarios de la red social más usada hoy en día –se estima que tiene más de 500 millones en el mundo – y al encontrarlo en línea le pedí vernos al día siguiente para conversar sobre el particular.
Samalayuca es un poblado con aproximadamente 2 mil habitantes, localizada a 52 kilómetros al sur de Ciudad Juárez y en medio de la zona desértica conocida como los Médanos de Samalayuca.
Ahí los principales motores económicos son el cultivo de hortaliza y el trabajo en la cementera y la termoeléctrica que le circundan y en casos extremos, trabajar en Ciudad Juárez o emigrar a los Estados Unidos para enviar dinero para la manutención de las familias que ahí habital.
En el pueblo, sólo hay establecidos un jardín de niños, una escuela primaria y un espacio para telesecundaria y preparatoria abierta.
Javier señala que tomó esta determinación de pedir la ayuda global al ver la necesidad de un espacio digno para al menos medio centenar de niños que requieren los estudios preescolares, situación que ha obligado a las mismas madres de familia a reunirse en sus domicilios a impartir las clases.
“Es está necesidad de las más apremiantes, nuestras escuelas en Samalayuca no cuentan con domos como en Juárez para que los niños puedan practicar sus actividades deportivas y culturales, pero acá también se tienen climas más extremos en la región durante todo el año, es casi imposible para ellos estar a la intemperie”, indica.
“El pueblo en sí tiene muchas carencias, hace falta embellecer las calles, crear un comedor infantil, construir un gimnasio que sirva también para eventos comunitarios, necesitamos programas de salud y apoyo para nuestros adultos mayores”, agrega.
A Meléndez Cardona aún le resta un año y medio como presidente ejidal, sin embargo, revela que su intención en un futuro próximo es contender como presidente seccional de Samalayuca, donde asevera, la gestión hacia su tierra pudiera darse de manera más fuerte con las autoridades municipales.
“Pero eso habrá que verse hasta noviembre, ahorita lo importante es trabajar más allá del discurso, con acciones que reditúen en el beneficio de los habitantes del pueblo, acercando recursos gracias a la tecnología y la solidaridad que puedan darnos los usuarios de internet”, sentencia.
Y es que además de los bloques de concreto, también se solicitará a la población global el apoyo para acercar cemento, grava, varilla y arena, necesarios para la construcción. “De la mano de obra nos ocupamos los hombres y mujeres del pueblo”, asegura.
Mientras terminó de escribir este texto, me asomo al perfil de Facebook de Javier y encuentro una respuesta alentadora: “Ya sólo nos falta conseguir como 400 blockes de concreto de 15" para construirle su primera aula al Jardín de Niños "CONAFE" de Samalayuca”(sic).
Al igual que este soñador del desierto, que piensa en que en un día no muy lejano Samalayuca se convierta en un oasis donde las familias de la región puedan convivir de manera sana, lanzó esta botella al mar, esperando que llegue a las manos de algunos de los por lo menos 500 millones de habitantes de esta tierra virtual.

Para contactar a Javier Meléndez Cardona escriba a:

ojodelacasa@yahoo.com.mx

domingo, septiembre 19, 2010

Apuntes herejes de un espectador perdido entre las Voces de América para Juárez


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Nunca había escuchado en vivo a Silvio Rodríguez, para mi mala fortuna, preferiría jamás haberlo hecho: El ídolo derrocó al mito, ése que me contaban desde semanas atrás cuando se enteraron mis amigos que vendría; ése que fortalecieron mis ex novias y esposas, con el que imploraban en cada frase una mejor consecuencia del ser a través de sus actos.
Ése, el extraño fraterno que innegablemente algo había dejado en mí en alguna que otra frase que llegó a provocar un estruendo en mi corazón. Ese Silvio para mí nunca llegó a Juárez.
Una ciudad como ésta, ávida de respuestas, de motivación, de solidaridad, llenó el estadio olímpico Benito Juárez a tres cuartos de su capacidad para presenciar el concierto Voces de América para Juárez, y pensé, rídiculamente romántico que tal vez, el cantautor les entregaría algo de esperanza, de palabras de aliento, de orgullo, de sus raíces, en lo que fue uno de los eventos principales del Sexto Festival Internacional Chihuahua.
Sin embargo, en la presentación de Rodríguez, el primero de los tres actos programados dentro del recital -en el que también participaron Lila Downs y Willie Colón- como espectador sólo encontré canciones, bellas canciones solas, letras magistrales perdidas entre los buenos acordes, para quien esto escribe sólo fue un disco viejo que volvía a ser tocado por un intérprete sin magia, sin deseos de interactuar con el pueblo que otrora le hizo crecer.
Y no es que el cubano tenga la panacea a los males que padece esta lacerada frontera, es que, simplemente, quería escuchar su corazón. Por eso me sentí extrañado cuando Silvio apareció en primer lugar en el orden del espectáculo. A lo mejor, como la gran mayoría de los presentes, consideraba que sería él quien cerraría la presentación.
Pero no fue así. Pasados los primeros minutos de las 8 de la noche, Rachid López Gómez, Maykel Elizarre y Eugenio Bacaró músicos que integran el Trío Trovarroco, así como la flautista Niurka González y el percusionista Oliver Valdés, que acompañaron a Rodríguez, subieron a escena para realizar una introducción acústica.
Inmediatamente después salió a escena entre ovaciones el originario de en San Antonio de los Baños, Cuba, y sin mediar palabra con los juarenses, comenzó un repaso de sus canciones más populares, ésas que se han convertido en éxito en las peñas y exaltan a la clase media a buscar un mejor mañana, que lo mismo se dirigen al obrero que al pudiente, que lo mismo se cantaron con pasión por el público ante el artista, que no tuvo la delicadeza ni de dedicarles una sonrisa o una palabra de acercamiento.
“Sueño con serpientes", "Unicornio azul", "Te doy una canción", "Santiago de Chile" y "Carta a Violeta Parra", fueron algunos de los temas que Silvio incluyó en su repertorio para el recital de esta noche.
Además de saludar, dentro de las escasas intervenciones que tuvo el cubano al micrófono para dirigirse al auditorio fue previo a la interpretación de "Pequeña serenata diurna", tema dedicado a cinco presos políticos, quienes desde hace años se encuentran presos en los Estados Unidos.
Alguien entre el público tuvo la osadía de pedirle “Ojalá”, tal vez su canción más famosa, situación que molestó al divo, quien en el poco intercambio con su público sólo atinó a cuestionar en tono enfadado "¿Ustedes tienen apuro? Yo tampoco", lo que provocó reacciones encontradas en el auditorio que estibaban entre hurras y silencios incómodos.
Tras un par de temas y una sonrisa que unos cuantos me aseguraron esbozó el cubano para su público, llegó la ansiada canción Ojalá y después de anunciar la retirada, ante la insistencia de sus seguidores, Silvio regresó una vez más al escenario para cumplir la cuota en este tipo de eventos: entregó una canción más y tal y como llegó, desde mi humilde perspectiva, desapareció en silencio y sin magia.
Era el primero de los tres actos programados dentro del concierto Voces de América para Juárez, en el Estadio Olímpico Benito Juárez.
Sentí una peculiar frialdad que se quedó en el escenario, sensación que percibía mientras observaba a la gran mayoría que desconocía, -algunos más otros menos que yo- el trabajo del cantautor cubano.
Salvo en algunos espacios donde algunos grupos de fans continuaban gritando de manera espaciada su nombre a manera de agradecimiento por su presencia, cuando la estela de Silvio se desvaneció por completo, sonaron los primeros acordes de “El Relámpago”, dando paso a la intervención de la oaxaqueña Lila Downs.
Encendiendo de inmediato la chispa entre el público que se sentía ansioso por entregarse al baile y divertirse, Downs se apoderó del entarimado apenas pasadas las 22:00 horas.
La decepción de algunos de los presentes que buscaban hermanarse con la artista a través del ambiente festivo, ocurrió entre las gradas cuando apenas habían pasado unos minutos y de manera amable, el personal que se encontraba a cargo los invitó a permanecer en sus butacas para no obstruir la visibilidad de quienes permanecían en sus asientos.
En el escenario, Lila Downs daba rienda suelta a sus movimientos con candencia y mientras entregaba sonrisas y su excelente voz, se escuchaba su propuesta que mezcla los sabores mexicanos con el rock, el jazz y el hip hop, para hacer un homenaje a José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas y Oscar Chávez con temas como “Tu recuerdo y yo” mezclada con “Camino de Guanajuato”, “Paloma Negra” y “La llorona”.
Escuchar a Downs es como recorrer el mundo matizándolo con colores mexicanos. Lila y sus músicos traen en sus canciones un pedazo de cada lugar que han visitado y permiten al escucha saborear la emoción de cada encuentro con el extranjero con intensidad.
En este recorrido la nostalgia y la emoción se hacen presentes por medio de su voz, lo que deriva en una entrega total del público que uno acepta un adiós por despedida y le pide que regrese con el clásico grito de ¡otra, otra! Para que les dejé un par de canciones más.
Fue así como entregó "Arenita azul" y "Tacha" y entre aplausos la mujer considerada una de las mejores representantes en la actualidad de la música mexicana, se retiró del escenario, dejando un fuerte "¡Qué viva Ciudad Juárez!", con el que dio por terminada su actuación.
Tocó entonces el turno del salsero Willie Colón quizás uno de los músicos más importantes, pero también, tristemente, de los menos valorados por el público que ha acudido al Festival Internacional Chihuahua.
Acompañado de una decena de músicos del más alto nivel, luciendo un impecable traje blanco con camisa roja, Colón subió al escenario pasadas las 11:30 de la noche.
Ante la falta de experiencia de escuchar un estilo interpretativo de esta naturaleza, parte de los asistentes comenzaron a abandonar el estadio, lo cual provocó sentimientos encontrados en el artista, quien en su primer intercambió con el público, tras saludarlos, les indicó su sentir.
"Sé que para mucha gente esto es algo extraño, no es lo que acostumbran escuchar. Estoy cantando con los ojos cerrados para ver si cuando los abra, está vacío y nos podemos ir”, dijo Colón al concluir su Medley “Contrabando”.
Willie dijo a los juarenses que consideraba un privilegio tocar en esta tierra a donde venían por vez primera, y tras invitar a que no dejaran los asientos de enfrente vacíos porque eso los desanimaba, solicitó a los organizadores que se abrieran las puertas para que la gente de las gradas y de las zonas lejanas pudieran acercarse a la fiesta que tenía preparada.
Con canciones como “El gran varón”, "Asia" e "Idilio", el artista originario del Bronx, Nueva York, aprovechó para interactuar con los juarenses que en plena entrega se dejaron llevar con el ritmo de cada una de sus melodías,.
Una excelente interpretación de “El Cantante”, original de Héctor Lavoe, puso fin a su actuación, pero ante la insistencia de sus seguidores regresó con sus músicos con una inolvidable interpretación de “Gitana”.
En ese momento, el cielo de la frontera se iluminó por más de 10 minutos con los juegos pirotécnicos que dieron por concluido el concierto “Voces de América para Juárez”.