miércoles, diciembre 31, 2003

Del Gonzo o el verdadero Señor de los Anillos


Están pasando por la mente las imágenes que se perdieron con la distancia y el apareamiento de los demonios llamados madurez y persistencia.
Viene de pronto a mi cabeza el recuerdo de un gran amigo, pero no es que este fuera invocado, permaneció su recuerdo siempre presente en mis andanzas como lobo y hombre.
Su nombre es Gonzalo. Recibí de él un pequeño mensaje hace unos días en mi correo electrónico. Extraños son los caminos del reencuentro.
Me comentó que luego de haberse encontrado con mi primo Ángelus (al que pueden visitar en el link del Arca de Noé), supo que había subido al ciber espacio una paginilla para hacer latentes mis inconexiones mundanas.
A la par que le sucedió a él, una serie de episodios chuscos, amigables y que de manera inefable nos fueron marcando para convertirnos en lo que ahora somos, volvieron de manera tempestiva a mi conciencia.
A Gonzalo Mendoza Adriano lo conocí de manera incidental. A pesar de que íbamos a la misma secundaria, él llevaba clases un año más adelante que yo y además cursaba sus clases en el turno matutino, mientras que yo las llevaba por la tarde.
Sin embargo, fue gracias a que la casa en la que Gonzalo vivía en ese momento, justo al lado de otro gran amigo (Ricardo Medina) que con el tiempo hablaré más de él, que la conexión ‘filial’ se dio.
Entrecomillo el adjetivo porque en ese entonces, Gonzalo era una pesadilla para quienes cursaban la secu, desde siempre fue uno de los muchachos más aplicados de la clase, pero también de los más desmadrosos y aguerridos.
Esto le generó no pocos enemigos, pero siempre salía avante partiéndoles la madre, con sus anillos. Es que el Gonza se cargaba unos anillos de graduación calibre no me hagas encabronar que aplicaba con destreza en el rostro de sus agresores, cada vez que alguien venía a chingarle el alma.
Pero fuera de su agresividad, el Gonzo además de ser inteligente era muy sensible y apreciador de las amistades.
Yo lo conocí en una ocasión, de las primeras veces que en mi bicicleta visitaba a Ricardo. Salió de su casa y al notar la presencia del extraño, se me abalanzó sacando una navaja de tamaño sumamente ridículo con la cual me amenazó no sin antes decir dos o tres improperios “¿qué barrio loco?” me preguntó ante lo cual no pude lejos de ponerme nervioso, soltar una estruendosa carcajada.
Atónito ante mi reacción, no tuvo más remedio que esperar a que Ricardo saliera de su casa y nos presentara.
A partir de ese momento comenzó una de las relaciones amistosas más duraderas de mi vida.
Gonzalo, ese muchacho regordete de ojos saltones, cuidadoso de su imagen, el que siempre se bañaba en loción de lavanda y se metía a dormir a las diez de la noche, fue cómplice de muchas de mis primeras andanzas por el muladar del alcohol, tabaco y las mujeres.
Me viene a la mente la ocasión en la que fui vencido en una pelea de esas clásicas de ‘a la salida’ de la escuela.
Al verme Gonzalo golpeado, derrotado por otro cabrón que simplemente no aceptó mis reglas de caballero a la hora de la pelea (me tupieron por la espalda al caer, cuando yo había permitido una pelea limpia), simplemente el Gonzo se quedó callado y accionó el poder de sus anillos al día siguiente.
Supe por algunos de mis compañeros, que sin más argumento que verme madreado, el Gonzo acudió a donde mi agresor y le puso la golpiza de su vida, incluso se dio el lujo de cargarlo, darle algunas vueltas y lanzarlo por los aires.
Con Gonzalo me puse unas buenas borracheras ya cuando vivía yo en la ciudad del Crimen. En ese tiempo aún no me resignaba a vivir en un entorno tan lacerante como lo es la frontera y cada que podía, me largaba a visitar a mis amigos.
En su casa nos emborrachamos algunas ocasiones tomando malos brandys y fumando los cigarros que escondían sus padres en los entrepaños de la cocina.
Entre tantas borracheras, hubo una memorable en la que nos declaramos la querencia, ésa de quienes saben que la amistad perdurará más de lo que el tiempo nos sostenga cercanos.
Gonzalo tomó tal cantidad de licor que terminó vomitándose en el pasillo camino al baño de su casa. Lejos de asustarme, lo que hice –como suele suceder en estos casos- fue soltar mi carcajada nerviosa e imparable ante la situación.
Luego vino la temporada oscura. Aprender a vivir solo en una ciudad hostil no es nada grato para un adolescente, más si tomamos en cuenta que los roles que nos va imponiendo nuestro crecimiento nos impiden visitar con la frecuencia acostumbrada a quienes estimamos.
Eso pasó con mis amigos de infancia-adolescencia. Pero de este tiempo de refugiarme entre libros y acudir a aprender de los que me llevaban más de 20 años, de ser un asiduo visitante de las barras donde era extraño encontrarse con noveles adultos, Gonzalo fue el único que estuvo presente.
Durante la primera década de los noventa, gracias a que su papá trabajaba como subadministrador de Hacienda local, fue que el estimado Gonza acudió a esta tierra a recorrer las viejas alegrías en el nuevo escenario.
Eran tiempos en los que al acabársenos el dinero luego de una noche de parranda, terminábamos caminando las calles de madrugada para acercarnos a casa.
Tiempos en los que nuestra visión de la vida se iba clarificando de cierta manera, él aducía su interés por los números -quería ser contador-, mientras que yo me empecinaba en escribir.
Las visitas a la ciudad donde nací continuaron, pero de manera más espaciada. Prefería ir a donde los míos para la temporada navideña, por las razones relatadas posteos atrás.
De la casa de Gonzalo salía siempre que venía la hora de los abrazos de año nuevo.
Su familia aunque extrañada, respetaba mi postura y me veía a lo lejos fumando mi puro clandestino que mezclaba ciertas añoranzas.
Un día simplemente decidí no viajar más, ni siquiera a esas partes del país que por mucho tiempo planeé conocer con detenimiento.
Vino una nueva introspección, debía tomar el mundo por los cuernos y armándome de la palabra y el instinto salía a las calles a encontrarme.
Por defecto, perdí contacto con mucha gente que me vio crecer en ese, mi lado más sensible y bien humorado.
Perdí también la facultad epistolar y dejé de lado enviar cartas larguísimas a los seres que gestaron en mi persona tiempos de gloria y un cierto adiestramiento a la fatalidad.
Lo último que supe de Gonzalo fue que se casó y ahora tiene una hermosa familia, al menos espero que así siga.
Es casi 2004, cierro los ojos y Gonzalo está a mi lado, y aunque ahora ya me basto para defenderme ante las agresiones de quienes sienten que su valor es más grande que sus facultad de pelea, sé sinceramente, que si por alguna extraña circunstancia volviese a caer en la batalla, estará por allí rondando, Gonzalo, el tremendo Gonzo, mi amigo, el señor de los anillos.


Del Tres al Cuatro ‘dedos’ ¡Mil!



Lo que me ganó en el ánimo para escribir en el 2003, no fue la inspiración ni el incentivo becario, ya que si algo estuvo ausente durante esta temporada docemesina, fue precisamente eso que algunos odian y otros detestan, pero que reciben con agrado hipócrita de quien se siente endiosado por la palabra: Dinero.
este año que ya nace me tiene predispuestas nuevas teorías sobre el quehacer de la palabra.
Vendrá probablemente el distanciamiento del falso ´mainstream´ que algunos coexistentes anhelan hasta la perdición de sus nalgas.
Es un hablar de misiones imposibles sin siquiera intentar concretizar resultados, ahora se trata de bogar contra lo que venga, sin sentir la sangre de la venganza entre las manos, el latigazo del tiempo atestó firmemente en mi espalda, por eso ahora pongo con gusto el torso, siempre anda por ahí alguien deseoso de odiarme, ¿eres tu acaso el que quiere tragarse las palabras que provoquen mis respuestas?
Una llamada al teléfono, el constante intruso que permanece sin contestar y que ignora que ya la tecnología nos ha alcanzado para conocer los números que nos hostigan, con sólo apretar un botón.
Pero nada que merezca el odio o el encono vale la pena para cargar al dos mil cuatro. Ni siquiera habré de averiguar quien rechingados osó robar toda la discografía de El Recreo, ojalá y les haga provecho.
Debo admitir que esa pérdida de cierta manera será benéfica para mis oídos, ya que les guste o no, tres grandes amigos de toda mi encabronada bohemia (Andrés, Enrique y Michael) a partir de este viernes comenzarán a cantar en el bar que me ha llevado a concretar un par de poemas.
Si me pongo a pensar qué fue del 2003, primero habría de reconocer que este fue un año para olvidar a mucha gente que creí sincera, pero lo mejor del caso es que a la par de este abandono aparente de la fraternidad surgieron nuevas alianzas, que me mantienen pendiente del reconocimiento de mis sentidos.
Cada vez que vuelvo a creer en valores como la amistad hago un examen del acontecer que me atañe, del movimiento de la ciudad en cada calle que transito, del agua y del cielo, de cada cosa que nos inspira y que vamos ignorando por sentirnos más perfectos.
Cada vez que un amigo se va o se pierde en definitiva, es el momento de hacer un reconocimiento de quienes somos en ese momento.
Luego viene el hablar, como a esta hora lo hago, intentando exponer el sentir, cosa que con mucha frecuencia suele ser un fracaso, ante el cual solo entregamos una sonrisa, la de la satisfacción de estar tranquilos por el rumbo que tomaron nuestros pasos.
Vuelvo.
Qué le está pasando a Blogger? ¿Por qué no puedo ver la página? ¿Alguien ve este mensaje?

miércoles, diciembre 24, 2003

HACE CALOR


¿Qué puedo decir de la Navidad a estas horas? Según el reloj del ordenador, faltan 44 minutos para alcanzarla, pero la lejanía de algunos de mis seres queridos me hacen pensar que esta noche tan emotiva para algunos –la Nochebuena- no siempre viene a visitarme con la mejor de las caras.
Ya había hablado de las depresiones que me provoca el hecho de enfrentar este tipo de festividades, por lo que redundar en ello sería cavar un hoyo más profundo que nos dejaría en la misma posición.
Por eso prefiero creer que hace calor, como lo canta alegremente Calamaro al lado de Los Rodríguez. Es una noche preciosa, pese a que con seguridad el termómetro nos esté marcando apenas algunos grados sobre cero.
El cielo está estrellado y ella... ella sí está conmigo, por eso le puedo decir a Neruda y a toda la puta melancolía que vayan a chingar a su madre.
Ya estoy harto del sufrimiento que generan los recuerdos de otras navidades, viene este nuevo alumbramiento en la palabra, una nitidez indescriptible de asentir ante la compañía.
En otro lado de la ciudad, mis padres, cada uno en su casa, viven la Nochebuena a su modo, a mi nadie me dijo que así tenía que ser, pero creo que en un momento determinado de la existencia tenemos la facultad de elegir nuestros propios presagios sobre lo que viene el día de mañana.
No siempre me encuentro tan de buen ánimo, cosa extraña, minutos antes el haber trabajado hasta altas horas de este día y ciertas vicisitudes de la reunión me hicieron entrar en crisis, pero ya no más.
Abro las puertas a la locura de estar conciente del porvenir, a la magnitud que se presenta ante mi ceguera de bienestar para ponerle precio a esta libertad que el corazón de Norma ha decidido pagar.
No hay ningún sacrificio en la vida de pareja que implique algo que se asemeje al provocar una sonrisa en quien te ama, no hay nada mejor que tener listas siempre las maletas de viaje y saber que el amor te acompaña a todas partes.
Este nuevo crío -Ulises- que se ha concebido para nuestras soledades, simplemente llegó para demostrar qué tan hermoso es levantarse en plena madrugada y sentirse devastado al amanecer, todo para tratar de conseguir un logro cotidiano, paradójicamente, cargados de energía y de intenciones certeras.
Amar es lo más extraño y cuando se practica suele generar discrepancias ante los ojos de quienes supuestamente nos aprecian. Y no me refiero a los cambios que sin saberlo se van generando no en nuestro comportamiento, sino en la forma en la que tomamos cada situación imprevista.
Yo, el amante de las peleas y las despedidas nada gratas hoy me quedo, me abrazo a mi familia, me abraso en este ímpetu de seguir vivo y les deseo a todos –viene aquí lo más extraño que jamás haya dicho- una feliz Navidad.

lunes, diciembre 22, 2003

All you need is fuck?


Hay quienes buscan desesperadamente llenar sus vacíos por medio de lo que se asume como externo. Siempre buscando más allá, fuera de la ciudad de origen, tratan de rescatarse, dan vueltas a su misma presencia porque no han caído en la cuenta que su sombra siempre será una, así sea en el reflejo de la luna en el desierto o en el Reino Unido.
No existe una facultad para llenar el vacío a través de lo externo, lo de afuera es producto de la oquedad que otros fueron llenando con su imaginación, pero lo que creamos en la realidad del pensamiento deja de ser.
Por ejemplo, dejaré un tiempo de hablar de mí, de lo que la vida es en este tiempo, porque vale más que lo diga a las personas que quiero a que lo escriba.
A cambio, prometo entregarles nada, hablaré de algunos de ustedes, de los silentes que rondan por este tipo de portales y tratan de intuir nuevas formas de la desesperación.
Conozco algunos que pretenden el sexo como un sinónimo de libertad, es sorprendente cómo esa idea tan estúpida siga gestándose en las nuevas generaciones. La realidad es que fornicar no nos hace personas más sabias ni siquiera más reflexivas, solamente es carne y vacío.
La viscosidad del amor corporal, ansiada por muchos, encuentra eco en algunas personas sin identidad que pretenden como forma insurgente adoptar una doble vida, arrastrados a esta opción por un exacerbante yugo paternal.
Conozco mujeres que pensaron que siendo penetradas iban a encontrar respuestas, sé de hombres que también creyeron que teniendo un mayor número de vaginas en su colección, encontrarían la forma de callar las preguntas.
Hay tanta mierda alrededor de lo que significa el encuentro de uno mismo, que terminamos entrepiernándonos para perder nuestra esencia.
No se puede ser uno siendo dos, no, cuando se habla de sexo.
El sexo es instinto animal y ya, queda de lado el sentimentalismo, si alguien vende otra porquería por verdad, que vaya a tocar otras puertas, en este punto no se puede adquirir tal tipo de idea.
Conocía a quienes huyeron de la ciudad para añorarse un éxito en su propio engaño creativo. Entes lastimeros que no tenían timón ni brújula para sus instintos siquiera.
En su piel hay llagas, fuego, esperma de hiena, versos de camaleón, calidad de muerte en el ánimo, un abismo el mar que les espera.
En su cabeza sólo hay datos, nunca más las emociones ni el otoño.
Hay en este paraje, quienes frecuentemente van y vienen de las ciudades para darse cuenta, que en efecto, nunca han pertenecido, que no tienen casa ni sitio de permanencia, su voluntad queda reducida a un vaivén, lo mismo de metros, que de kilométros, de pasos que de penes, de orgías involuntarias que borracheras, de abandono y menosprecio que de manos extendidas y halagos.
Hay entonces sexo, vacío, ciudades desnombradas, monumentos fabulosos, museos al abandono, carencia de tacto en la palabra que encienda, hay ánimos que claudican con el éxodo.
Hay un no estar permanente que resuena más durante la temporada navideña, a todos ellos, los que van y vienen, desde este puente fronterizo, los veo pasar y les saludo extendiendo esta copa de nada, para que sacien su fracasada vanidad.

(Damn!, sigue la fiebre, perdón por las molestias que esto le ocasione).

sábado, diciembre 20, 2003

Desde un sábado inoperante


Una vez al año, solamente una ocasión, me enfermo de gripa. Para mi desfortuna, este padecimiento ocurre de siempre en la víspera de la celebración navideña.
Esto no estaría del todo mal si no fuera porque me provoca un declive físico y emocional a tal grado que me hace ausentarme de mi trabajo.
En lo personal no soy de los que se alegran cuando un malestar de salud los aleja de las funciones laborales, el trabajo es lo que mantiene de cierta forma con energía y alejarme de él, lejos de hacerme sentir mejor, me deprime.
Este fin de semana me ha llegado el tan poco estimado resfrío, por más que intente convencer a Norma de que estaba bien, lo único que conseguí es que me zampara el termómetro en la boca y, acto seguido, llamara a mi jefe en la redacción para comunicarle que no asistiría a trabajar, so promesa de cubrir la ausencia con mi día de descanso.
A partir de esta mañana los minutos corrieron lentos, me he leído un par de revistas que me llegan semanalmente para conocer algunas formas de redacción que se practican en la madre patria.
Me las eche al derecho y al revés en un par de horas, luego vino el aburrimiento.
Ví la final de futbol mexicano, entre los Tigres de Nuevo León y los Tuzos de Pachuca casi con desgano. Antes me llamaba la atención este deporte, más que nada porque de alguna manera me hacía acercarme al recuerdo de mi padre.
Tengo muy presentes las tardes de infancia y adolescencia en las que mi viejointentaba hacerme entender las reglas del juego, pero por más que me explicaba yo terminaba observando los recovecos de las habitaciones.
Incluso me llegó a llevar a algunos partidos en los estadios, pero para colmo de mi desinterés terminaba poniendo mayor atención en las golosinas que en las acciones de la cancha.
Luego cuando venía el ansiado gol, en mi ingenua facultad de púber, terminaba esperando infructuosamente a que pasaran la repetición, cosa que nunca sucedía porque nos encontrábamos en un estadio, no frente al televisor.
Me doy cuenta que a veces recurrimos a lo que más detestamos para atraer de cierta manera a aquellos a quienes amamos.
El interés por el futbol me nació justo cuando mis padres se separaron. Ya casi era un adulto cuando esto sucedió. Aunque en primer instancia no le di gran importancia al hecho de que mis padres decidieran decirse adiós, luego de 26 años de permanecer en matrimonio, la realidad es que aún hay ecos que siguen rasgándome el corazón por esta causa.
Recuerdo a mi madre llorando en una iglesia, una semana después de la separación. Ese día lloré al verle, porque recordaba a mi padre a su lado, siempre regañándome por la falta de atención que tenía ante el púlpito, la verdad es que eso de la religión nunca pudo hacerme sentir como un verdadero creyente.
Luego de la separación vinieron otras ausencias de espíritu, nuevos reconocimientos de mí ante la nada, de todo un yo que desaparecía ante sus propias historias que crecían inmensamente en la habitación del ático en la que pasé gran parte de mi etapa universitaria.
Las memorias vienen y van como cenizas de cigarrillos, trato de que la gripa ceda, Norma dice que ya pasó la temperatura, espero que lo mismo sucxeda con los recuerdos, ha de ser la temporada.
Por cierto, Pachuca ganó el campeonato con un marcador global de 3-2 en el estadio de los Tigres.

lunes, diciembre 15, 2003

Para los que todavía creen en Santa


Esto me lo encontré en la red, disfrútenlo.
Conclusiones acerca de la existencia de Santa Claus:
1. Ninguna especie conocida de reno puede volar. No obstante, existen 300.000 especies de organismos vivos pendientes de clasificación y, si bien la mayoría de ellas son insectos y gérmenes, no es posible descartar completamente la posible existencia entre ellas del reno volador que sólo Santa Claus conoce.
2. Hay unos 2.000 millones de niños (considerando únicamente a las personas con menos de 18 años) en el mundo. Pero dado que Santa Claus no parece que se ocupe de los niños musulmanes, hindúes, judíos y budistas, la cifra se reduce a un 15% del total (unos 378 millones, según las estadísticas mundiales de población). Según estas estadísticas, se puede calcular una media de 3,5 niños por hogar, por lo que estamos hablando de unos 91,8 millones de hogares (suponiendo que en cada uno de ellos, haya al menos un niño que se haya portado bien).
3. Santa Claus dispone de 31 horas en Nochebuena para realizar su trabajo, gracias a los diferentes husos horarios y a la rotación de la tierra (se supone que viaja de este a oeste, lo cual parece lógico). Esto supone 822,6 visitas por segundo. En otras palabras, en cada hogar cristiano con un niño bueno, Santa Claus tiene 1 milésima de segundo para aparcar, salir del trineo, bajar por la chimenea, llenar los calcetines, repartir los demás regalos bajo el árbol, comerse lo que le hayan dejado, trepar otra vez por la chimenea, subir al trineo y marchar hacia la siguiente casa. Suponiendo que cada una de estas 91,8 millones de paradas esté distribuida uniformemente sobre la superficie de la tierra (lo cual es falso, pero puede valer para los cálculos), hay 1,2 Km entre casa y casa. Esto da un recorrido total de 110 millones de Km, sin contar lo necesario para las paradas a hacer lo que cada uno de nosotros haría al menos una vez en 31 horas. Se deduce de ello que el trineo de Santa Claus se mueve a unos 1.000 Km/sg, 3.000 veces la velocidad del sonido. Como comparación, el vehículo fabricado por el hombre que mayor velocidad alcanza, la sonda espacial Ulises, se mueve a unos míseros 43 Km/sg. Un reno convencional puede correr a una velocidad punta de unos 24 Km/h.
4. La carga del trineo añade otro elemento interesante al estudio. Suponiendo que cada niño sólo se lleve un Tente de tamaño mediano (0,9 Kg), el trineo transportará unas 321.300 toneladas, sin contar a Santa Claus, a quien siempre se le describe como bastante rellenito. En la tierra, un reno convencional no es capaz de transportar más allá de 150 Kg. Aunque el reno volador pudiera transportar diez veces esa carga, no bastarían ocho o nueve, sino que se precisarían unos 214.200 renos. Esto incrementa la carga (sin contar el peso del propio trineo) a unas 353.430 toneladas. A efectos comparativos, esto es unas cuatro veces el peso de Jesús Gil.
5. 353.000 toneladas viajando a 1000 Km/sg crean una resistencia aerodinámica enorme, que provocará un calentamiento de los renos similar al que sufre una nave espacial en su reentrada a la atmósfera terrestre. La pareja de renos que vaya a la cabeza, absorberá 1 trillón de julios de energía por segundo (cada uno). En pocas palabras, se incendiarán y consumirán casi al instante, quedando expuesta la pareja de renos posterior. También se originarán unas ondas sonoras ensordecedoras en este proceso. El tiro de renos al completo se vaporizará en 4,26 milésimas de segundo. Santa Claus, mientras tanto, sufrirá unas fuerzas centrífugas 17.500,06 veces superiores a las de la gravedad. Si Santa Claus pesara 120 Kg (lo cual es incluso demasiado delgado), sería aplastado contra la parte posterior del trineo con una fuerza de más de 2 millones de Kg.
Por consiguiente, si Santa Claus existió alguna vez y llevó los regalos a los niños en Navidad, ahora está muerto.

(Quién sabe qué le pasa al Blogger, a veces se pone muy mamón y no publica los posteos, este es uno de esos casos, a lo mejor ellos sí creen en el viejito barbón, anyway)

Crucíficame que me gané la cruz y los clavos


En 1989 el pintor estadounidense Robert Cenedella, hizo una pintura de un Santa Claus crucificado. Fue mostrada en la ventana de la Liga de Estudiantes de Arte de New York, y recibió intensa critica de algunos grupos religiosos. Cendella deseaba demostrar como Santa, había suplantado a Jesucristo como la personalidad más importante en navidad.
Esta imagen es la que más ha sido publicitada de la obra completa de Cendella. Se trata de un oléo al lienzo 72" x 56". La reflexión del pintor estriba sobre el dualismo que implica la pasión de las fiestas navideñas y la extrema comercialización de la verdadera significancia de la fecha que vio nacer al Dios de la religión cristiana.


viernes, diciembre 12, 2003

Juguemos a las cinco del viernes


1) ¿Qué quitarías del mundo?
La religión, porque es lo que más muertes y fracasos existenciales ha provocado en el hombre.
2) ¿Cuál es tu sentimiento favorito?
La lealtad me imagino, pero luego me encabrono y tiendo a la ira.
3) ¿Cuál es el recuerdo más intenso que tienes?
Pasar bajo un tren en movimiento, tener una pistola apuntandome a la cabeza, podría ser, pero creo que de momento es el nacimiento de mi hijo.
4) ¿Cuál es el pensamiento que más se te repite a lo largo del día?
Me pregunto por qué la gente es tan pendeja y descortés para manejar automóvil.
5) ¿Qué es lo que más te gusta provocar en la gente?
No me gusta provocar, prefiero mantenerme al margen el mayor tiempo posible, porque cuando vienen comentarios, si son buenos los desdeño, si son malos, también.

Wellcome Mientras y aguas con el Caníbal


Me da un gustazo incluir entre los enlaces de la Ciudad del Crimen, una tan nueva para mí como divertida personalidad en la blogósfera, me refiero a el Caníbal, a quien le mando un abrazo y le doy la bienvenida a este mundo maltrecho de megas.
Incluyo a su vez, el link que recomendó entre semana el estimado Solzimer, me refiero al de su jefe (no sé si sea su jefe apache, de chamba, progenitor, regenteador, gurú, anyway) va también la bienvenida al mundo bloggero para el Mientras Tanto de Andrés, habitante de la Ciudad del Crimen.

jueves, diciembre 11, 2003

MIENTRAS EL TRABAJO LO PERMITE
Entre las andanzas pueriles de Simone de Beauvoir y los procesos demenciales de Marx está la música de los Credence haciéndome olvidar el mundo.
Tengo poco tiempo para leer, por eso los minutos que rescato, los utilizó mezclando ideas que no tengan alguna relación. Luego, cuando me harto de tanta palabrería, regreso a los Credence.
Estos melenudos setenteros siempre me han caído poca madre. Hay quienes dicen que en gustos musicales prefieren a Black Sabbath, The Doors o los Rollings Stones, pero yo me quedo con los CCR.
Su música llena de matices campiranos me remonta a otra época en mi vida, una etapa en la que nunca termino de entrar, pero en la que tampoco puedo decir que no haya avistado: la felicidad.
Let the midnight special shine a light on me,
Let the midnight special shine a everlovin? light on me.


Al ritmo de esta música puedo dar el lujo, por ejemplo, de escribir directamente en el blogger, sin necesidad -ni ganas- de utilizar el word, detalles simples, pero que rompen con la rutina.

lunes, diciembre 08, 2003

Habrá Matrix 4


Todo parece indicar que la serie de ciencia ficción que ha convulsionado a los aficionados al séptimo arte tendrá una cuarta parte.
En los estelares se maneja a Ulises Emiliano como Neo, siempre navegando en sus sueños y tirando patadas y madrazos a diestra y siniestra, por lo general siempre atinándole a los ya de por sí vapuleados cachetes de su padre.
En el papel de Mamatrix estará la señora Norma mi aliada y compañera de viaje, incansable y dotadora de vida y espíritu.
El personaje de Morpheus será caracterizado por un servidor, que desde el viernes de la semana pasada, fecha en que el Neo habitante de la casa llegó al hogar, no ha podido dormir bien durante las noches y ahora se la pasa dormitando de cuando en cuando en su cubículo y cuando sale a trabajar.
De cualquier manera, no hay nada como tener un hijo en casa.

sábado, diciembre 06, 2003

Visiten a los Don Nadie


Es para mí un honor presentarles por este medio, la página de los Famosos Don Nadie, una agrupación sin género, sin lugar en específico en el mapa musical nacional, los famosos simplemente son universales, tienen que escucharlos.
Visiten su portal, conozcan esta banda, en cuanto Ulises me dé un poco de tiempo, les platico más sobre El arte de ser nadie que se origina en la Ciudad del Crimen.

viernes, diciembre 05, 2003

Xenofobia en Nowhere land


Hoy salen mis amores del hospital, por lo tanto desde temprana hora me puse en pie, ya que tenía un material pendiente de entrega para publicarse el fin de semana y decidí adelantarme a la redacción.
Para despertarme, por lo general utilizo el sistema de la televisión, no hay nada más encabronante que escuchar vocecillas alegres de los locutores a las primeras horas del día.
Como parte del ritual del desapendejamiento, mientras preparo el café le doy una vuelta a los canales de noticias locales y nacionales, para enterarme un poco menos de lo que ya sé que ocurrió, (la tele informa menos pero entretiene más, lo visual nos abstrae), y bueno, nada nuevo en la ciudad del Crimen:Dos niños muertos por asfixia, un asalto a mano armada y un ejecutado.
Pero en otra información, me llamó la atención el comentario que el conductor del programa noticioso hizo cuando se dio a conocer la identidad de unos presuntos asesinos, se trataba de gente proveniente de otros estados de la república, por lo cual el locutor Eleazar Lara señaló que la principal fuente de los delitos, son precisamente los fuereños.
No sé que le pasa a este peloncillo que deja su altivez de lado cuando viene el gober y anda tras él pallá y pacá, como si se le fuera a caer el cielo encima ¿acaso no sabe que como esos criminales, muchos de nosotros ingresamos a las franjas fronterizas en busca de mejor calidad de vida? Peor aún ¿no se ha dado cuenta que la ciudad ha crecido culturalmente porque la identidad del inmigrante siempre ha caracterizado a las ciudades que se sitúan en la línea divisoria?
Sus palabras son certeras, en el sentido de que sería ilógico pensar que en una ciudad donde el 70 por ciento de sus habitantes proviene de fuera, el 30 por ciento nativo de la frontera, fuera el que se dedica a los actis criminales.
Pero en Juárez hay gente de toda naturaleza señor Lara, entienda que tal vez usted, me aventuro a creer nació en Juárez, aunque de un matrimonio proveniente de un poblado de Durango o Zacatecas, si no sus padres sus abuelos.
El punto es que siempre hay familia que viene de otra parte, pero la manera de arraigarse a la ciudad no es a través de la xenofobia que promueve en sus comentarios.
Tome en cuenta también que el canal donde usted labora -cuya pésima calidad de imagen es harina de otro costal- cuenta con una audiencia popular, del poniente de la ciudad, en donde se ubica una gran cantidad de personas que debido a sus carencias, vinieron a la ciudad para mejorar su vida.
Si usted quiere la ciudad, créame que yo, malnacido fuereño también amo esta tierra que me da de comer, ni todos los de fuera somos criminales, ni todos los nacidos en esta ciudad son honestos.
Entienda por favor señor conductor que Juárez es una tierra de migrantes, no le pertenece a nadie, es de todos. La ambigüedad de esta última frase se la dejó de tarea.

miércoles, diciembre 03, 2003

Bienvenido a la sesión de té


Estoy en la redacción nuevamente ya un poco más despejado, que quieren, acabo de enterarme que un poco después de las 9 de la mañana de este bello 3 de diciembre de 2003, Ulises Emiliano llegó a Itaca.
En este momento no lo he conocido, todo salió bien en la operación, pero por tratarse de anestesia general Norma permanece dormida todavía un par de horas, será hasta la una de la tarde cuando me encuentre con mi familia.
Ahora canta Soda Stereo, los dejo con la letra, es chingón este momento ¿Quieren un puro?

Té para tres
(Gustavo Cerati)

Las tazas sobre el mantel
la lluvia derramada...
un poco de miel
un poco de miel
no basta

El eclipse no fue parcial
y cegó nuestras miradas
te vi que llorabas
te vi que llorabas
por él

Té para tres

Un sorbo de distracción
buscando descifrarnos
no hay nada mejor
no hay nada mejor
que casa

Té para tres

Sé que tal vez esta canción no tiene nada que ver con el momento que vivo, pero dadas las circunstancias me ha arrancado las primeras lágrimas de padre, anyway...

martes, diciembre 02, 2003

El ahora no espera


Por más que intento concentrarme para escribir no lo consigo, ni siquera Bob Dylan me puede apaciguar la desesperación, estoy insoportable, voy de aquí para allá y de acá para? allá no, allá ya fui, tengo que buscar otra parte que no conozcan mis pasos.
Voy y vengo, siempre es un vaivén, me queda un cigarrillo, espero el momento ideal para furmarlo, en la redacción esperan a que entregué el reportaje de fin de semana, las reseñas de páginas de internet, allá en casa esta adormecido el nuevo poemario, me tomó un litro de agua casi de golpe y ni así consigo saciar la sed.
Bob me quiere tranquilizar cantándome su:
I wish that for just one time you could stand inside my shoes
And just for that one moment I could be you
Yes, I wish that for just one time you could stand inside my shoes
You'd know what a drag it is to see you.


Mi hijo debería nacer el 12 de diciembre, todo lo teníamos casi listo para esa fecha, pero Ulises ha decidido repentinamente adelantar su regreso a Itaca y veánme aquí, como un idiota en la redacción, a punto de perder la cordura, a la espera de una llamada.
Espero en Dios que todo salga bien. Al rato vuelvo con detalles.