viernes, marzo 27, 2020


Consideraciones que a pocos interesan sobre mi anemofobia


El viento es un barco viejo de madera navegando a la deriva.
Es el grito desesperado del hombre que a lo lejos clama auxilio.
Es el mar, sus olas que iracundas estallan en los arrecifes.
El viento es agua que cae desde el cielo y forma sutiles trazos de pesadillas en la ventana.
Es el canto sereno del pájaro que huyendo de las turbulencias cae como kamikaze en el asfalto.
El viento es un ejército de hormigas y moscas irrumpiendo con furia en la puerta principal.
Es la mano de la bruja, sus uñas arañando la manzana que te hará sangrar las encías.
El cierzo es este exilio que cala en su silencio, es la corona de un rey sin súbditos.
Es el monstruo aburrido de ocultarse en el clóset, es la llorona muriéndose de risa.
El viento es el aullido del tren que se escucha escapando a lo lejos.
Es la televisión encendida sin espectadores.
El viento es sólo aire, mi respiración, el aliento fallido de la creación.
Es mi fobia permanente, la ausencia del medicamento, el ansia, la náusea.