jueves, mayo 13, 2004

Distracciones III


Me lo merecía. El cigarrillo recién consumado me ha logrado relajar la fábrica de ideas. Ahora me debato en concluir temprano este enjambre de verbos inconexos para alcanzar una cerveza en El Recreo. Ojalá y me dé tiempo para llegar a la maldita barra, ya que cierra muy temprano y por ser jueves, no puedo permanecer demasiado tiempo.
Vuelvo en este instante la vista al entorno y aquí está mi libreta abierta al azar, mis lentes yacen a un medio metro de mi alcance, la coca cola light hace rato que se me acabó por lo que me he tenido que conformar con más de cuatro litros de agua. Mi vejiga se siente como una pecera llena de alacranes.
En mi boca cerrada juego un partido de fútbol con un trozo de uña que me arranque producto de mis más inefables sensaciones.
Estoy6 llegando al punto culminante de este trabajo, vuelvo a tomar aire para renombrar cada cosa que me ha tocado vivir de la miseria de esta frontera. Sin carcajadas hay un dejo de alegría no buscada en mi tranquilidad.
No sé por qué, pero recuerdo la última vez que anduve en los subterráneos de mala muerte. Acompañado de Igmar, analizábamos a mujeres de cuerpos amorfos contonearse mientras eran acechadas por las miradas lascivas de media decena de albañiles y obreros que apestaban peor que una pescadería a las 3 de la tarde.
El Pachangas era el lugar al que habíamos acudido en busca de una historia que fue publicada hace un par de meses. Hablaría un poco más al respecto, pero entonces Segundo Mundo se quedaría sin emociones.
Mejor dejaré que la palabra me dé una revancha para ver si logro sacar adelante este funk...

No hay comentarios.: