jueves, mayo 13, 2004

Distracciones II


Como no puedo fumar en la redacción, me he propuesto que para tener derecho al siguiente cigarrillo, debo acabar primero la historia que tengo entre las manos, mejor dicho entre los ojos.
A los demás distractores antes comentados, se suman la visita de algunos compañeros que me vienen a preguntar sobre mis posturas ante temas que en realidad no me importan, específicamente el arte y los artistas.
Suelo hablar de eso porque soy un hombre bueno que padece de la sutil y errónea percepción de que todo puede perfeccionarse, por eso creo en el arte. Pero mis divagaciones van más allá del alcance de la cordura y algunas personas las dan por válidas. Es un embrollo.
Recién en este momento vengo llegando del sanitario y acabo de ver a una mujer con cara de caballito de mar. Por tal razón me solté cantando como loco y a todo pulmón karaoke de Cerati, lo cual me hizo revelarme ante el show de vanidades, tentador para un murciélago sin alas como yo a esta hora.
¿Pinches musas dónde andarán? Necesito acabar esta historia para inhalar un poco de humo... ¡mi reino por una oración!

"...Como un rey, convénceme..."


No hay comentarios.: