sábado, julio 26, 2003

Pinche Fibra
Estoy decidido a bajar de peso a cómo dé lugar, para esto, he dejado la bebida y entre otras cosas, he mejorado mi alimentación, bueno, digamos que ahora me alimento.
Pues bien, como parte de este proceso inicial, tengo ya tres meses sin tomar una gota de alcohol aunque que esto obedece más a motivos sentimentales, lo hago por Ulises mi hijo, quien libra su más grande Odisea (viene en camino).
Quedando el alcohol descartado, aún no he podido erradicar el tabaco, si bien he disminuido también el consumo, todavía no lo dejo y, sinceramente, no creo que lo deje.
Empecé este plan con un peso de 94 kilogramos, ya estaba pasándome de reata y los kilos se me salían hasta por las bolsas. Actualmente estoy entrándole a los 78 kilos, pero voy por los 67, así que la tortura continuará.
El consumo de fibra es lo que me traé de la chingada.
Desayuno fibra, me gusta, la disfruto, pero mi culo ya no lo puede soportar, he ido tantas veces al baño que siento que se me revienta, es como cuando se enchila, pero a la décima potencia.
Esto ha provocado que sea más cuidadoso a la hora de ir a visitar el trono máldito, ya que por los esfuerzos temo que hasta me genere hermosos hemorroides, cosa que no me hace nada feliz. Me estoy volviendo más precavido en cuestiones del culeíx pero eso también lleva sus consecuencias.
Por ejemplo, lo que me ocurrió esta mañana sabatina en el baño fue realmente estúpido.
Cómo la mierda no espera y cuando dice ahi te voy, es AHI TE VOY,pues andele que me da el córrele que te alcanzo.
Acto seguido, me disparé al baño del periódico, luego de haber desayunado cereal (descanse de la fibra), y haberme tomado mi primer litro de agua.
Acompañado de una sección sabatina del diario, me disponía a revisar lo escrito para esta jornada, cuando al estar perfectamente sentado, agusto, sin tortura, no caí en la cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Bueno, antes de decir qué estaba ocurriendo me adentraré un poco más en los bellos caminos de la escatología.
Digan lo que digan, cagar es uno de los más grandes placeres que tiene el hombre, solamente comparado con tirar una meada, luego de aguantar por un buen tiempo el turno para entrar al baño, nadie que haya experimentado esa desesperación de estar haciendo fila por usar el retrete podrá contradecirme.
Es una sensación celestial la provocada al presenciar el encuentro entre descarga inicial y suspiro de alivio. Es el alter ego de un orgasmo.
Pero bueno, en esos menesteres precisamente me encontraba cuando caí en la cuenta, que por estar leyendo el periodico, ¡comence a mear fuera de la taza!, Obviamente mis calzoncitos se mojaron y un poco el pantalón.
Me tuve que esperar un tiempo considerable, para que el efecto primario se pasara, es decir, salir del apendejamiento.
Allí estoy pues, a madre, primero a lave y lave y después a seque y seque el calzón en el lavabo de uso común, una imagen no muy agradable pero, ni pedo que a cualquiera le pasa.
Ahora que escribo esto, sé que es lo que sienten las mujeres cuando usan la toalla sanitaria? tuve que poner bastante papel higiénico en espacios estratégicos de la truza.Todo por la pinche fibra.
Lo bueno es que el reportaje del mesero lero lero, salió chido. (Ahi búsquenlo en El Diario, en la Zona Centro, en los linques de la derecha).

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