jueves, marzo 27, 2003

NO QUERIA PERO...
A noquear se ha dicho.
El viernes de la semana pasada acudí a la lectura de los integrantes del Taller Literrario del INBA-Ichicult, del cual formé parte hace algún tiempecin, bueno el caso es que ahora está integrado por raza nueva, que como siempre ocurre en eso de los talleres, trae nuevas ideas y otras... no tanto.
En fin fueron aproximadamente 9 los lectores, entre los que se podía encontrar poetas y narradores, para ser sinceros la narrativa es el pie del que cojea este taller, no encontré -salvo en la propuesta de Blas García-, algo interesante que rescatar.
Lo que puedan pensar los talleristas en este sentido me tiene sin cuidado, haciendo de lado los roces personales, creo que en algunos casos existe un estancamiento drámatico, ya que no siempre se puede permanecer en las nubes -como vi en algunos casos-, mostrando los mismos textos o si no los mismos, sí muy similares a los de hace un año, sé que se trata de un trabajo permanente el de los talleristas, que existe un proceso de crecimiento, pero también sé que si en efecto, se están comprometiendo a leer frente a un público, mínimamente deben de mostrar los avances literarios de caidad, ésos que hacen poner oído atento a todo el auditorio y no sólo a los familiares. ¡Que sería de las lecturas sin los padres en primera fila!
He de admitirlo, acudí como presentador y son muy malo ante el auditorio, nunca he logrado dominar los nervios, bueno también he de admitir que es divertido comenzar a decir estupideces ante un público cuello alargado que sólo va para salir en las fotos de sociales y ver las reacciones en sus rostros, es delicioso el placer del asombro. Pero vuelvo al tema de la lectura del viernes.
Rescato de esa noche el trabajo de cuatro talleristas, uno de ellos es el arriba mencionado, Blas García. considero que su trabajo resultará provechoso para las letras que se generan en esta frontera. Blas es un poeta y cuentista que domina bien su labor. Es ingenioso, divertido, pero también lúgubre y catártico.
Está Osvaldo Ogaz un sonetista nato, que busca rescatar este género casi perdido entre las nuevas generaciones de escritores, al menos en la región. Bien por él y por las letras chihuahuenses.
En el apartado femenino tenemos a Susana Chávez, poeta trasnochada y bohemia por antonomasia que tiene por encargo suyo propio, alzar la voz de la mujer que vive en una ciudad violenta, con un perfil que no se redime ante nadie, Susana lo mismo hace valer su trabajo en un foro que en una barra de cantina, aunque a veces por su propia labia es demeritado.
Finalmente aparece Ruth González, tallerista de tiempo en el INBA-Ichicult es la decana de esta nueva generación, que muestra avances considerables en su trabajo, sin embargo, aún siguen siendo demasiado extensos y densos (y todo lo que termine en ensos) sus textos narrativos; su poesía, aunque un tanto matizada de tintes panfletarios o clichés, guarda hambre de ser, habrá que esperar a la madurez de sus ideas poéticas para ver sus contribuciones.
De los demás poco tengo qué decir, solamente que se sigan apoyando para que la literatura que se fragua en este flanco, continue fluyendo su entorno, para que se puedan reconocer a sí mismos como escritores, vaya, no solamente por ganar premios o reconocimientos públicos se puede considerar a alguien escritor, hay que reconocerse escritor a uno mismo, lo demás es lo de menos.
Escriban, dejen las pasarelas a los que quieren el reconocimiento de la high society o mierdas por el estilo.

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