lunes, abril 05, 2004

He dejado mis fotografías en lo helado del miedo, en el lodo de al lado, donde mi conciencia trata de cegarse al cualquier contacto con mi historia. Amaneció nublado y parece que las horas no transcurren. Todo permanece entre palabras más o menos identificables. Cosas ya dichas que no provocan alegría. Todo es gris.
La gente se va y viene con ningún propósito más allá de permanecer entre los muebles. Hablo y me desmorono. Me desmorono para no tener que entenderme. Pero hay migajas de mí que lo explican todo. Están las fotos, por ejemplo, de ese yo que ya no soy. Todo es gris.

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Hay tardes como esta, en que la palabra se me escapa. Por eso recurro al teclado, para tratar de recuperar el habla.

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