miércoles, abril 07, 2004

Acerca de An uncertain post of shameless nonsense



En su más reciente posteo, Bernardo Jáuregui diserta sobre los alcances que puede tener una bitácora electrónica (blog) para un escritor, ya sea amateur o profesionalizado.
Señala que ante la carencia de oportunidades que enfrenta el escribidor en un ambiente donde predominan los auspicios gubernamentales, la alternativa cibernética bien pudiera recuperar un tanto de la promoción que el autor ha tenido para con su obra.
La cultura, -entiéndase así a las distintas ramificaciones del quehacer artístico- en la frontera chihuahuense-, ha quedado de alguna manera soslayada del “mainstream” (si le podemos llamar así) a nivel nacional.
Las razones son diversas y aunque complejas en apariencia, se pueden reducir a dos: indiferencia y falta de disciplina por parte de los mismos artistas.
Al hablar de lo anterior, no me refiero propiamente a que en el creador chihuahuense no exista un compromiso real para con el trabajo de su obra. En todo caso, el problema podría radicar, en su apatía para la autodifusión. Y El blog es el ejemplo más palpable de lo anterior.
Para muestra basta echar un vistazo en las bitácoras existentes, ¿cuántas de estas pertenecen en verdad a quienes se dicen creadores de la región?
Ahora bien, de las existentes, ¿cuántas en verdad reflejan un compromiso hacia lo que creación se refiere y qué otro tanto van destinadas hacia un auto aislamiento de lo que es en realidad la difusión de la obra?
Como bien señala Bernardo, cito textual:
Se publican libros, se organizan lecturas, se atienden congresos, se ganan becas, se forman prestigios, se encumbran carreras, en fin, se da empleo a un sector ciudadano interesado en vivir de las palabras. Todo ello con fondos proporcionados por el gobierno.
Sin embargo, pocas veces nos encontramos con una difusión auténtica. Las bibliotecas públicas están vacías, las editoriales imprimen tirajes risibles, las librerías ignoran tanto los títulos independientes como los títulos estatales. Se apoya la vida de escritor pero es evidente que la población educada no lee. Simplemente no hay lectores.

Ante este fenómeno planteado por Jáuregui, me viene a la cabeza una interrogante, ¿es el extremo amamantamiento que hemos vivido los creadores por parte de las esferas oficiales el que nos mantiene apáticos a la promoción de nuestras obras o se trata de un auto suicidio no planeado el que nos conduce a formar parte de lo efímero que implica habitar una frontera o peor aún, un desierto?
La egolatría y el engaño permanente están acabando con la sensibilidad de los artistas. Ahora bien, hay que reconocer el trabajo de creadores como Dolores Dorantes, que si bien no es admirada por todos los círculos de quienes se hacen llamar artistas en la entidad, no se puede desmerecer su capacidad de autopromotora.
Ella ha dejado una muestra palpable de que la mejor manera de darse a conocer es cumplir varias funciones que van desde la creación a la autopromoción, participando constantemente en foros que no distan mucho de los por algunos culturosos de antaño que jamás han pisado otro foro más allá de los museos de arte locales.
En suma, la de Dolores es una postura válida y redituable, aunque poco valorada desde el entorno que le ha visto crecer como autora.
La eterna discusión (también planteada por Jáuregui) sobre el valor que puede darle un escritor formal a una bitácora electrónica, me parece, más que desgastante, abrumadoramente innecesaria.
El escritor del siglo veintiuno debe tener en cuenta, si es que en verdad le interesa dar a conocer su palabra, que recursos como el internet son los que le llevarán a un verdadero acercamiento con el lector.
Las ventas de libros en este momento, se han convertido en parte del romanticismo y sueños de opio, como los que podría tener cualquier adolescente que aspira a ser un rock star.
Si hablamos de la fuerza que ha cobrado el ambiente bloggero, yo lo catalogaría como ascendente y en perpetua evolución. Si bien, no existe el ímpetu de genialidad mostrado en un inicio por sus precursores, las nuevas generaciones tienden, en primera instancia a un auto reconocimiento de su palabra.
En este sentido podemos encontrar mucha paja, pero eso no quiere decir que la línea de expresión siempre vaya dirigirse al mismo punto. Hay que procurar más que nada un acercamiento a la voz propia, para luego entablar el diálogo.
Eso hace el blog, nos provoca descubrimientos, altibajos, nos revela las carencias y hasta cierto punto, las posibles genialidades.
Pero hay que dejar en claro algo, en primer orden, el blog sirve para leernos a nosotros mismos, si tenemos pericia, lejos de que nos ocurra lo que a Narciso, no nos ahogaremos en este reflejo, sino que aprenderemos a bogar en nuestra catártica o paralela existencia, que es la palabra escrita.


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