lunes, julio 12, 2004

La revista L en la Ciudad del Crimen





Tengo en mis manos el primer ejemplar de la revista Litoral ¿o es Literal?, Bueno tal vez es un juego verbal que los creadores han tendido para llamar la atención del ansiado lector, por lo que a este juego que encierra la e en la o al que podría leerse como Liteoral o tal vez Élite Oral, pero para no meternos en marasmos verbales, de aquí en adelante le mencionaremos simplemente como "L".
Según reza al final de la portada, se trata de una publicación estacional, con recursos del Programa Cultural del Parque Central Poniente Hermanos Escobar, revista financiada, por supuesto, del Instituto Chihuahuense de la Cultura.
La dirección de L está a cargo de Jorge Humberto Chávez, quedando en el puesto de editora en jefe, Rosario Sanmiguel. Acompañando a este equipo, el Consejo Editorial está conformado por: Blas García Flores, Edgar Rincón Luna y César Silva.
Pero además, la revista cultural L cuenta con la colaboración de (si es que no me falla la memoria) aproximadamente 15 ó 20 distintas personalidades en el mundo literario nacional. A su vez, la revista cuenta con figuras representativas en una docena de ciudades de la República Mexicana y un número similar de posiciones en el extranjero, principalmente en los Estados Unidos.
En su primer número, L cuenta con las colaboraciones de autores como Julián Herbert, Minerva Margarita Villarreal, Luis Armenta Malpica, Gilberto Prado y Edgar Rincón.
Están también las participaciones de Pedro Siller, Humberto Félix Berumen, Alfredo Espinosa, Héctor Contreras y Víctor del Real.
Para no dejar a nadie fuera, continuaré con la lista de los que se incluyen en este número: Jorge Fernández Granados, Magali Velasco Vargas, Rogelio Guedea, Mario Saavedra, Mario Bojórquez, Cuitláhuac Quiroga, Rosario Sanmiguel y José Pérez-Espinol.
Complementan el listado Guadalupe de la Mora, César Silva, Leticia Luna, Ernesto Lumbreras y Jorge Chávez Ramírez.
En las 42 paginas que integran esta entrega realizada en formato oficio mexicano, los participantes abordan los distintos géneros literarios e incluso se cuenta con las aportaciones de artistas de la plástica y la fotografía.
El trabajo que se aprecia en L podría interpretarse de dos maneras: como un verdadero esfuerzo para comenzar el rescate de los getthos culturales que abundan en las periferias del país o bien, un simple escaparate para ir generando más alianzas entre amigos dentro de un mismo circulo intelectual.
La realidad de esto último sólo la dará el tiempo y nadie más, por lo pronto habrá que estar atentos a las próximas publicaciones de Litoral, Literal, Litoeral o como quieran mencionarle, yo desde ya le digo simplemente L.

Un par de apostillas

Para la elaboración de este primer número recibí la invitación del Consejo Editorial y mi trabajo consistiría en una entrevista al poeta Ernesto Cardenal. Por una agenda de trabajo que no nos permitió participar en pleno, el plan quedó solamente en eso. Sólo les puedo desear suerte y paciencia para quienes se quieran aventurar en tal odisea.

***
En la página 13, L incluye una fotografía del Club El Recreo, en el que me gustaría hacer algunos comentarios. El primero es que, según la fecha que se halla en una de sus paredes, El Recreo tuvo su origen en 1921 y no en 1923, como sostiene el redactor del pie de la fotografía. Este dato me fue corroborado por Don Tony, dueño de ese negocio familiar.
Por otro lado, más que intrascendente -como podrían sonar para algunos estas acotaciones, pero que no dejan de divertirme-, el dato sobre que Joaquín Cosío y Marco Antonio García comenzaran a frecuentar tal lugar a partir de 1990, aparte de petulante suena muy mamón.
Y si voy a seguir ese tono, entonces, finalmente le apunto un detalle más: Los meseros de El Recreo no usan corbata, sino moño. That's all.


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