sábado, julio 24, 2004

¡Calmontes montes!


¡Epale! ¿Cómo que me voy a apachurrar por una bronquilla? Chingado si hemos salido de cosas peores, con más razón hay que echarle huevos para que el barco no se hunda tan fácilmente y ya ven, nomás parece que se va a hundir y luego lueguito que empezaron a saltar dos que tres ratas de dos patas. Acalámbrenseme allí pérfidas, que este corazón ya está regalado para mi chaparra del alma. Total, que tanto es dejar un ratito la juerga, sirve que hasta me extrañan arañas y de paso hasta bajo estos kilos que en lugar de hacerme lucir el abdomen de lavadero, parece de lavadora.
Ay te voy mi alma, a cántele y cántele al más puro estilo del Piporro. ¡Taconeye!

No hay comentarios.: