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Me separo unos días del blog y hasta parece intencional, el depósito de mierda explotó tempestivamente en lo referente a políticos y servidores públicos.
En el país, la sociedad se vio una vez más apabullada por la graciosa intención de los funcionarios públicos que intentan seguir viéndonos la cara de pendejos y que para infortunio, lo siguen logrando.
Sobornos, movidas chuecas, malversación de fondos, trinquetes, en fin, todos los sutiles nombres de la corrupción tuvieron su convención anual esta semana que ya termina y, para variar, ninguno de los culpables ha sido, ni será procesado por sus desmadres.
Hablo en primer instancia del que los medios masivos han denominado “el niño verde”, Jorge Emilio González Martínez, ese fresilla venido a más en la política por la efervescencia de la pinchurrienta idea de que los jóvenes son el futuro del mañana.
Este bato, logró ganarse las simpatías de muchos neo políticos y ya una vez instalado en el poder, luego de haber ejercido como diputado y actualmente como senador, fue cachado en la maroma en un video cuando se ponía de acuerdo con un empresario por arreglarle unos trámites.
El muy cabroncito iba a recibir en pago, la nada despreciable cantidad de dos millones de dólares. Pero se le cayó el ‘biznez’ y lo quemaron a nivel nacional.
Mientras nos seguíamos mentando la madre por ser tan pendejos y creer en la democracia y esas mamadas, la televisión nos dio una nueva metida de rea…lidad: Gustavo Ponce Meléndez, hoy ex secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, se daba la gran vida en Las Vegas (cual Benicio del Toro en Snatch), con la lana del pueblo.
Y no podía ser de otra manera, este hijudesurrepinpónpapas que gana 60 mil pesos al mes, (¡si me los pagan a mí me vuelvo Ghandi!) también dejó un cuentonón en la ciudad que nunca duerme, por andar en el juego y en el zangareo.
Y por si fuera poco, mientras René Bejarano, ex coordinador de la bancada del Partido de la Revolución Democrática, se daba baños de pureza y se fustigaba con lecciones de ética al alelado telespectador, en otro canal, aparecía también en una grabación recibiendo 45 mil dólares, de los cuales nadie sabe a dónde fueron a parar.
Mientras que por todos los sectores políticos y empresariales se levantan voces que se indignan ante los hechos, la realidad de las cosas, es que sabemos que muy en su interior las palabras de muchos de los manejadores de los intereses de la nación son de dientes para afuera.
La actitud de agandallamiento ha predominado históricamente en nuestro país, donde la revolución nunca terminó o tal vez, me da tristeza reconocerlo, solamente fue un intento fallido de libertad y oportunidades para todos.
Ahora, las nuevas generaciones vemos peor que con desencanto esta situación, ni siquiera volteamos a ver esta verdad que asquea y sería propicia para iniciar por nueva cuenta un cambio en la forma de administrar el gobierno, aunque fuera por medio de un levantamiento armado.
Pero hay temor, la nación ha vivido y no sé cuánto tiempo más vivirá con miedo, amordazada, prefiriendo cambiar su canal de televisión y viendo una entrega de premios al cine, las cachonderías de una pareja de actores sin ángel o las eternas quejas de los mediocres reporteros de espectáculos que lejos de aportar algo valorable, explotan el morbo de las luminarias, haciendo de los videos tomados de la realidad, un chiste que a los tres días dejará de tener importancia.