miércoles, diciembre 08, 2004

Teorías de la conspiración III: ¿Terrorismo?


De los brutales videos de los linchamientos contra agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP) que se transmitieron hace un par de semanas y que conmocionaron no sólo a México sino a la comunidad internacional, todavía hay un par de declaraciones que surgieron por los mismos protagonistas que me mantienen en jaque.
En un principio, se informó a través de las declaraciones oficiales -e incluso por los mismos agentes masacrados- que su presencia en el poblado de Tláhuac obedecía más que nada a una denuncia ciudadana sobre narco menudeo.
Hasta aquí todo podría parecer normal, ya que no es la primera vez que grupos policiacos intentan infiltrarse en el crimen organizado para desmantelar bandas, pero, he aquí el pero que me ha tenido cavilando, al hablar sobre grupo al que pertenecían dentro de la PFP, los tres agentes no dudaban al señalar: Unidad de Terrorismo.
Al menos en este país (que yo recuerde) no existe un claro antecedente en el que se vincule el terrorismo con el narcotráfico. Digo, al menos en México, porque en países sudamericanos -Colombia, por ejemplo-, saben perfectamente los resultados que se viven con tales alianzas.
Pues bien, la presencia de esta unidad encubierta de investigación abre nuevas interrogantes en el país que los encargados de llevar los poderes de la nación deberán de responder a la brevedad, si es que no se quieren esperar a que el pueblo se dé cuenta del posible peligro que corre en caso de una situación extrema.
Viendo el noticiero de anoche, uno de los funcionarios encargados de la seguridad en el país (no sé si el procurador general o algún vocero) daba a conocer que, en efecto, la presencia de los elementos de la PFP que fueron linchados, no solamente indagaba por narcomenudeo, sino que confirmaba denuncias en torno al surgimiento de algunos "grupos armados" como llamó él, a la encomienda que tenían para esclarecer los de la unidad de terrorismo.
En este contexto cualquiera de las versiones no deja nada de alentador, teniendo al pueblo enardecido, manipulado por unos cuantos, se halla susceptible a levantarse a la menor provocación (basta observar con qué facilidad se encendió la turba), pero lo peligroso del caso -a diferencia de lo ocurrido en la revolución-, es que en este momento, los intereses serían distintos y la causa real, la opresión social, el seguimiento de tan sólo unos cuantos.
Habrá que esperar que a cuenta gotas nos llegue la información sobre los nacimientos de nuevos grupos armados, terrorismo y demás vinculaciones que subsisten allí, en la médula del dolor del pueblo, o bien, desatar de una vez por todas el torrente.

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