viernes, diciembre 03, 2004

Teorías de la conspiración I: Las Maras


Hace tiempo que lo vengo diciendo, las Maras ya están en Ciudad Juárez, pero nadie me creyó. La idea esa de que estos neo gángsters se han establecido en la tierra del burrito la traigo desde hace un par de años, cuando leí un reportaje en una revista cibernética en el que me encontré demasiadas similitudes entre los pandilleros asentados en Los Ángeles y las clicas que se hallan en este paraje fronterizo.
Desafortunadamente a las autoridades locales y en ocasiones a nuestros propios compañeros no les gusta que les digan cómo hacer su trabajo.
Hace unas semanas detuvieron a varios miembros de la Mara XVIII en esta ciudad, acusados de haber intentado asesinar a un par de adolescents en una de las colonias de mayor peligrosidad al poniente de Juárez.
Sin embargo, la detención de los hampones se realizó fuera de tiempo y el delito por el que eran acusados prescribió por lo que los dejaron libres, a excepción de uno de ellos, que permaneció encerrado por portar armas de uso exclusivo del ejército.
En esta sorda investigación que he venido realizando sobre la mara en Juárez, me he encontrado con apuntes interesantes de otras entidades, y entre las que destacan me llamó mucho la atención una en la que se vincula a las maras con el narcotráfico.
El hecho en primer intancia podría pasar desapercibido por lo lógico que suena, jóvenes criminals deslumbrados por el dinero y el cuasi poder. Empero, me llamó la atención de esa noticia (no recuerdo de momento en dónde fue publicada) en la que se aseguraba que los maras estaban siendo contratados, además de trabajar como polleros y traficantes, como asesinos a sueldo.
Esta información vino a reafirmar mi idea de que ahora los maras están siendo contratados como sicarios, al parecer era una mission por el estilo la que los detenidos estaban realizando semanas atrás.
Si observamos detenidamente tal vez apenas y alcancemos a vislumbrar la peligrosidad que esto acarrea a las calles de esta frontera, en donde de por sí ya la impunidad ha hecho de este sitio su capital.
Al contratarse a los maras para tal tipo de trabajo sucio, los traficantes la tienen ganada, vinculan a sus asesinos a sueldo con riñas pandilleriles y en el caso de ser atrapados o eliminados, son pocas las pérdidas, ya que en esa hambre de poder, siempre habrá otro joven hambriento de alcanzar un peldaño más en esta escalinata de descomposición social.

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