domingo, febrero 06, 2005

Palabras para ayer, a dos años de distancia



Se supone que este mensaje debió aparecer ayer, pero ni siquiera yo me acordé de la fecha, ha sido en este descanso que me tomo en domingo, mientras el mundo está en calma, que me doy cuenta que la bitácora ha llegado a su segundo año.
¿Qué hace uno en los aniversarios si no es malgastarse o darse cuenta de cómo pasa el tiempo, perdiendo el tiempo con anecdótas? Sin embargo, ese espíritu es el que inevitablemente se apodera de nosotros y no podemos evitar traer a la mente algunos momentos e imágenes de antaño.
Introducción a la Locura comenzó en febrero de 2003, luego de seis meses que El Hache me invitara a formar parte del mundo blogger.
Como muchos, llegué sin una idea plena de lo que significaba adentrarse en el tema de los diarios interactivos, pero, con el paso de los meses nos fuimos acoplando a las necesidades del medio.
Uno de los riesgos que se corre al externar las opiniones es que se generan enemigos gratuitos. Por aquí ha pasado de todo tipo de visitantes, algunos con intenciones pacíficas y otros no tanto.
Pero de entre esas miles de visita que han tenido a bien recorrer estos andamios de mi demencia personal, he podido hallar varios rostros que hoy me resultan amigables.
Mencionarlos a todos sería imposible, no quiero omitir a nadie, pero ustedes saben quienes son, lo que hemos compartido y desde aquí va mi reconocimiento, mi agradecimiento y mi respeto.
Aunque de momento mi vida pasa por momentos díficiles y de mis manos no salen las palabras que me gustaría entregarles, solamente reitero mi agradecimiento por su visita y por su interacción a TODOS quienes pasan por este recoveco.
Les dejo estas estrofas, sin corrección alguna con las que hace dos años empezó este viaje. Es un texto que algunos dirán que va lleno de ripios o que se pierde porque es un despilfarro de imágenes (ya que nunca practico la economía de palabras) ¡pero qué demonios!, no es mejor poeta aquel que puede encontrar los errores en los versos de otro -eso lo hace cualquiera-, sino el que puede discernir el sentimiento en la palabra y elevar el gusto tan sublime como lo es el de identificarse dentro de sí mismo en este todo del que formamos parte, la vida misma.

No es tiempo
fuera del viaje
(no hay tiempo)
precioso es salir
(el viaje es adentro)
cualquier día es tan cercano
(cerca no es cualquier día, es encierro)

las palabras a veces las palabras
dejan de tener sentido

como las presencias
recurrentes
van de la euforia al
olvido
del canto alegre
al llanto solitario
al seno que no oscila
y pendiente queda al mordisco

a los rondadores de esta
puerta a la que todos llaman salida,
(quédense que la puerta
es entrada a otras historias)
el hombre nunca sale de sí mismo
por más que intente

que me mate la muerte
nuevamente hay que levantar la mano
para conseguir destinos
mientras levanto mi equipaje
el atardecer da cuenta a la noche
de lo que mañana habrá de suceder...



Intro a la locura continúa, hasta que el cerebro aguante y si este falla, aún nos queda el corazón.

Suyo afectísimo
Zerk Maury

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