lunes, febrero 14, 2005

En este día con Amar/al tango tengo


Como quien va por las calles observando aparadores, esta mañana de lunes, en la que el trabajo no ofrece ortra cosa que atentados, edificios conflagrados y de politiquerías desangeladas, me encontré entre los portales que normalmente visito en internet, el sitio de la artista plástica María Amaral.
Esta mujer, de la cual, sere sincero, desconocía su obra, me ha dejado un buen sabor visual. Sus imágenes, cargadas de emoción, me han llevado en un viaje en el que a la par de lo visual, voy recreando en la mente pasajes y momentos de tango.
Influenciada por artistas como Van Gogh, Picasso Kâte Kollwitz, así como Guayasamín, Sequeiros, Rivera, Carpani y Lam, Amaral se descarna en tinta para describir el alma y los alcances de su sufrimiento.

Decía que en los cuadros de Amaral el sonido se escapa y es cierto, al observar con detenimiento, se escuchan los ecos del baile, las voces alegres, los vasos que se chocan, se percibe incluso el aroma a tabaco y a perfumes caros pero que fueron vertidos en exceso.

Se puede oler en su obra, más que nada, el humor humano, sudores que se entremezclan, besos que se pierden en distintas partes del cuerpo, el olor a lágrima que expele la pareja en la pista, mientras dejan el ultimo rastro de su amor, en el arrastre acompasado.
Mientras sigo observando, desde este silencio de la oficina, obtengo un poco de su sudor y le cambio a esos bailadores una oportunidad para alcanzar su exactitud por mi silencio.

Me encuentro cuadros abajo una respuesta a la derrota, esa forma en que la perturbación se transmuta a un desconcierto apacible, ese que nos deja la serenidad cuando nos hemos lanzado al precipicio por un amor.

No es furtivo que María haya elegido el tango como tema para pintar. Me entero en otros sitios que es hija de padres españoles exiliados un tiempo en la Argentina y otro tanto en Francia.
Hago un espacio para transcribir lo que me encontré sobre este tema en particular en el sitio de Arte del mundo , donde se señala de forma precisa que:

"Con el tango, María se burla de los tópicos de la nostalgia y de la desgracia que estorban este baile y esta cultura. Su tango es luminoso, sensual y divertido .
Donde nos acostumbramos a ver lo negro, las lamentaciones y las desesperanzas, ella lo pinta de azul, con pechos a punto de morderte, con nalgas generosas, mezcla de carne y de alegría.
El tango de María Amaral es auténtico porque nos toca, sin ser amanerado. El gira, da la vuelta, se enreda y se enmaraña para volverse "gotas" y así poder tocar y unirse, como las manos de ese bandoneón desarticulado, sin resuello, que se juntan y abrazan sobre los cuerpos que se aman.
Aquí, la generosidad, la ternura y el cariño de María Amaral no tienen límites. Un cuerpo, deja de ser un solo cuerpo y se vuelve varios, se abre, invade el lienzo, el dibujo, el espacio. Ella quiere tanto ese cuerpo humano que lo multiplica, lo mezcla, lo amasa, lo despliega para que podamos admirar todos sus recovecos y todos sus destellos. Dos cuerpos que se abrazan son un ramo de caricias, una ola de ternura. El tiempo se esfuma cuando nace el amor."


Amaral me reconforta en este mediodía de lunes, en el que todo parecía inperfecto. Invoco su nombre hasta Francia y le saludo.
Amaral seguramente de andar por esas calles en donde observa también los aparadores del alma humana, en busca de sus imágenes.

Para conocer más de la obra de esta artista, dénle clic por Acá

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