lunes, febrero 23, 2004

¡Suéltenlos Cabrones!



Antes de hacer algunos apuntes sobre el particular, transcribo el boletín que se me ha hecho llegar al correo electrónico.

México, D.F., a 21 de febrero de 2004.
A la opinión pública:
El 12 de febrero de 2004, aproximadamente a las 03:00 hrs, Gerardo Sifuentes Marín (escritor y becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, FONCA) y Epigmenio León Martínez (escritor y jefe del Departamento de Difusión de Tierra Adentro) fueron detenidos por dos elementos de la policía preventiva del D.F., a diez metros del domicilio de Sifuentes. Sin otra justificación que la de tener aliento alcohólico, fueron conducidos ilegalmente a las oficinas del Ministerio Público # 3 de la delegación Cuauhtémoc. Unas horas después, esos mismos policías los acusaron de haberse robado dos espejos retrovisores.
Desde noviembre de 2003, no existe fianza para el delito de robo de autopartes, por lo que su consignación fue “automática”. Con este argumento, se les retuvo en el Ministerio Público por casi 48 horas, hasta que la noche del viernes 13 fueron trasladados al Reclusorio Norte. El viernes 20, la jueza Julia Ortiz Leandro, del juzgado 42 del Reclusorio Norte, pese a contar con pruebas testimoniales y periciales del atropello, les dictó auto de formal prisión por robo agravado.
La impunidad y corrupción de la policía preventiva es la única causa razonable de esta injusticia, pues existe un sistema de recompensas que le ofrece a los oficiales de policía $2,500 pesos por cazar transeúntes. Gerardo y Epigmenio tienen empleos estables y dignos, muy alejados del negocio de autopartes. Ambos tienen una posición “privilegiada” en una sociedad tan empobrecida y golpeada como la nuestra. Nadie que los conozca sospecharía que ellos tuvieran la destreza para realizar tan rápidamente una operación mecánico-eléctrica como la que se les imputa, ni la estupidez para realizarlo enfrente de la casa de uno de ellos.
La mecánica de la corrupción que se revela detrás de esta infamia de barandillas y agentes, que produce que los índices delictivos desciendan, revela cuál puede ser el destino de cualquier habitante que cometa la imprudencia de salir a caminar de noche en una ciudad en la que la policía no sólo puede, ilegal e impunemente, detener, acusar e implicar a cualquiera en un acto criminal, sino que además recibe una recompensa por ello. A partir de este año, la Secretaría de Seguridad Pública, a cargo de Marcelo Ebrard, tiene como consigna "impedir toda preliberación de individuos del corredor delictivo conformado por cincuenta colonias peligrosas y zonas llamadas criminógenas, puesto que la proporción de recurrencia es muy alta". La colonia en la que fueron detenidos Sifuentes y León está en ese corredor.
Por todo lo anterior, demandamos que de manera expedita se resuelva el caso de Gerardo y Epigmenio, salgan cuanto antes de su reclusión y se eliminen las políticas inmorales que institucionalizan la corrupción.


Apariencia sospechosa desde el norte
Así las cosas en la capital del país, donde la inoperancia de la justicia se ha hecho presente. En el caso de Epigmenio y Sifuentes, a quienes se implica en tan burdo delito, (chingado de perdido me los hubieran puesto como dealers en la esquinita), diré lo que conozco.
Y conozco poco, pero como en este ir y venir de las letras del país donde todos se tiran grilla contra todos, las posibilidades de verse la cara alguna vez son latentes gracias a varias reuniones que se realizan anualmente. Bueno, a estos dos batos los conocí en distintos encuentros literarios y puedo testificar así sea ante la suprema inquisición de la capital del país sobre su calidad como palabradores y promotores del merequetengue cultural.
Es encabronante para uno saberse tan lejano cuando ocurre este tipo de situaciones, obvio que no se va a armar una revolución (pero no estaría mal), para que el putos sistema de gobierno que tenemos reconsidere la inconformidad que tenemos los ciudadanos hacía la aplicación de justicia, que para colmo, ahora ha empezado a dar sus signos de ceguera enclaustrando, por llamarle de una forma elegante al asunto, a dos colaboradores del movimiento cultural.
En Ciudad Juárez aún no llegamos a tal situación, al menos no se ha visto una manifestación tan absurda como la que le ocurrió a los camaradas defeños, pero a titulo personal puedo comentar que por mi pelo largo y aspecto deasaliñado constantemente me coartan mi libre tránsito por tener ‘apariencia sospechosa’, pero eso es cuestión independiente del tema que hoy nos hace reflexionar.
No sé qué tanto podamos hacer los que enviamos estos mensajes en botella al mar, espero que sirva para despertar la conciencia de algunos cofrades norteños, para permanecer alertas, para buscar nuevas alianzas, para permanecer con la guardia arriba, ya que esto puede ocurrirle a cualquiera sin importar la ciudad.
Epigmenio y Gerardo: Paciencia, valor y entereza, recuerden que hay una libertad que jamás podrán encerrar la de su libre pensamiento. Estoy con ustedes.

Suyo afectísimo,
Zerk M

PD.- Si tienen la posibilidad impriman este boletín y distribúyanlo en las escuelas e instituciones.

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