domingo, marzo 20, 2005

Requiescat in pace


Poco es lo que se puede decir para reconfortar cuando la muerte se acerca y nos envuelve con su lengua de amante caprichosa.
A Rafael Avila le conocí en algunos encuentros en cantinas, le leí más que el trato social que pudimos tener.
Pese a esto, enterarme de su fallecimiento me tomó por sorpresa, es de esas muertes que uno no espera que se vayan a dar, pero suceden.
De Rafa sabía que estaba enfermo, constantemente se mantenía bajo tratamientos, al viajar siempre se le veía el dolor y las malpasadas reflejadas en el semblante, pero aún así, trataba de asistir a cuanta invitación le extendían.
Además de escritor, su trabajo como promotor, coordinador de un taller y su afición a la grilla profesional le valieron más de tres enemigos, los cuales ahora mismo deben de estar lamentando su pérdida.
Sí, estoy seguro que también a ellos les podrá no contar con esta pieza clave para arrojar su veneno.
Ya no habrá más Rafa Avila en este mundo carnales, pero recuerden que por allí andan sus letras carnavalescas que siempre y por siempre terminarán por arrancarles una risa o les dejarán perplejos por sus giros sentimentales e irónicos.
Un abrazo gordo, nos volveremos a ver, buen viaje...

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