viernes, enero 07, 2005

La verdadera condena


Luego de ocho años de espera, por fin ayer las autoridades judiciales del Estado decidieron dictar sentencia a dos de las bandas a las que se vincula con los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
Se trata de "Los Toltecas" y "Los Rebeldes" a quienes las instancia sinvestigadoras inputan las muertes de al menos una docena de féminas en la década pasada.
Las condenas que van de los 24 a los 40 años-ésta última la máxima que se aplica en la entidad-, no vienen sino a dejar en claro la inoperancia de un sistema judicial ya de por sí anacrónico y fallento.
De los 11 acusados, solamente uno logró librarse de las rejas; los demás, se debatieron entre amenazas de muerte unos contra otros y para quienes los implicaron en estos asesinatos. Luego, sus expresiones eran silenciosas, de angustia por conocer su futuro inmediato.
Aunque el fenoméno de los feminicidios ha sido la característica con la que lamenteblemente se ha identificado a Ciudad Juárez desde 1993, registros periodísticos atestiguan que tal práctica viene ocurriendo en la entidad desde años atrás.
En una de mis incursiones a la heméroteca del periódico, me encontré ?por ejemplificar- un reportaje firmado por Ignacio Alvarado en los que hace mención de una serie de asesinatos a mujeres con características similares, esto, en 1986.
Pero el principal problema no es este, sino la continuidad que han tenido tan atroces muertes. Las autoridades lejos de satisfacer a la ciudadanía encontrando a los culpables, han venido llenando estos huecos de justicia, recurriendo a aquellos que se encuentran en su camino y deslindando responsabilidades contra quienes aparentemente no tienen vela en el entierro. Al menos así lo cree el grueso de la población.
Tras los primeros según datos oficiales- hallazgos, en 1993 y la reclusion de los presuntos asesinos, la muerte para con este género siguió practicandose como una de las malas artes favoritas en la frontera.
Tanto Los Toltecas, como Los rebeldes forman parte de un grupo, de una lista de individuos que no ha culminado con este espantoso fenómeno social, lejos de eso, ha acrecentado tanto la estadística del feminicidio, como la zozobra de la comunidad fronteriza que ya no cree ni en las condenas perpetuas.
Justo apenas esta semana, una mujer fue encontrada severamente golpeada y tirada en un tambo de basura. Su (s) agresor (es) la tiraron en el contenedor de desperdicio creyéndola muerta.
Pero para infotunio de la joven, su agonía se extendió por un par de días, hasta que finalmente ayer, dejó de respirar.
Más que subsanar una herida, las sentencias de los presuntos responsables de crimenes anteriores, vienen a volver a poner el dedo en la yaga, a recordarnos que todavía nos resta mucho por hacer como ciudadanía, en este maltrecho camino que hemos seguido por alcanzar la paz social.
El asesino somos todos nosotros y mientras no reconozcamos la responsabilidad que nos atañe, la muerte seguirá rondando en estas, nuestras oscuras avenidas.

No hay comentarios.: