lunes, octubre 24, 2005

¿Te convienen?


Durante el más reciente par de años, en Ciudad Juárez se ha desatado una batalla por el mercado entre las denominadas tiendas de conveniencia, establecimientos que, enfundados en la comercialización de artículos de primera necesidad, tienen como principal objetivo, la venta de cerveza y alcohol.
Pues bien, durante más de una década la lucha por la garganta de los juarenses estuvo entre los comercios denominados Del Río Superette y Rapiditos Bip Bip, empresas que pertenecen a dos de las familias más adineradas de la región.
La popularidad de estos establecimientos y por ende su rivalidad , que burdamente podríamos compararla con la que en su momento han tenido la Coca Cola y la Pepsi Cola, el Santo y Blue Demon, Fox y AMLO, llegó a su punto culminante a fechas recientes.
Y es que, la aparición de nuevos contendientes en la lucha por generar un mayor número de consumidores es ahora un planteamiento que ya deja ver sus consecuencias en las calles de la ciudad.
Extra, Exxo y loxtro, por demás tienditas al más puro estilo de las 7-Eleven gabachas, ahora sí que ahn invadido como una extraña plaga los cuatro puntos cardinales de la ciudad.
Y es curioso, porque en zonas donde se carece de infraestructura básica, como escuelas o clínicas de salud que brinden la atención elemental, incluso allí, no falta un minisuper de autoservicio.
Está tan arraigada la cultura del Drive-thru, que incluso, hace algunos años, hubo quien llegó hacer chistes de un slogan que encabezaba las promocionales de los Del Río, cuando señalaban que ?siempre hay uno en tu camino?.
A esas tiendas se les dejó de llamar Del Río, y la gente comenzaba a nombrarles como ?Pendejo Superette?, porque al igual que rezaba el slogan como los Del Río, siempre hay un pendejo en tu camino. Es obvio que el chiste se popularizó y la compañía tuvo que cambiar de estrategia comercial.
Bien. Ahora con lo de las generaciones ?rebeldes?, parece que las tiendas de conveniencias están encontrando un nuevo mercado, los adultos que padecen de adolescencia crónica.
En este rango no sólo se encuentran quienes mantienen sus ideas conectadas a la televisión, sino que en su arranque de ingravidez se llevan consigo a los verdaderos adolescentes que los asumen como iconos a seguir.
¿Por qué me refiero a esto y cuál es la posible relación que podría tener esta trenza temática?
Porque la madrugada del sábado, cuatro personas murieron en un accidente automovilístico, víctimas del exceso de velocidad y del alcohol.
Según el reporte policiaco, sus edades eran, 21, 18, 18 y 15 años. Viajaban a 150 kilómetros por hora al momento del accidente. Estuvieron bebidas embriagantes desde tempranas horas de la tarde. Irónicamente, perecieron cuando una de estas tiendas sirvió de muro de contención, luego de derrapar por cerca de 97 metros antes del impacto.
Es obvio que el alcohol no lo compraron en la bótica. De la misma manera resulta más que clara la falta de atención en la bebida y la forma de vida que desde el seno familiar se les ha permitido a esta generación de suicidas.
Quien me conoce en la vida real, sabe que mi consumo de alcohol no es propiamente moderado, tal vez por eso o porque pertenezco a una generación de consumidores más recatada que me llama la atención el conocer estas desgarradoras historias.
Solzimer en una ocasión propuso mitad en broma, mitad con toda la seriedad que se le puede conceder como bebedor clasificado, la posibilidad de generar un boicot contra el consumo de alcoholes en este tipo de establecimientos.
El comentario no debería ser tomado tan a la ligera, incluso yo iría aún más allá, en lugar de vetar el consumo, este es el momento idóneo para urgir a las autoridades estatales a que regulen de verdad la proliferación de este tipo de negocios, que ya no respetan ni el reglamento básico de gobernación al establecerse en zonas cercanas antaño prohibidas como iglesias y escuelas.
Debe de ponerse atención especial a estos negocios ya que de no hacerlo, generarán un daño mayor al de por sí vapuleado tejido social de esta frontera, si no me creen, denle un poco de tiempo al caos, no pide mucho, sólo un par de años, para muestra ahí está el triste botón botado.

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