sábado, enero 26, 2008

Monologo a la libertad (Lamarque)


Repasando algunos blogs y observando el mío propio hay días como este en los que concluyo que no son más que egotecas, serpientes sin cabeza, dolores de muela en desdentados de voluntad ante la vida, cruce de almas disparadas al averno, en suicidio perpetuo, un recinto para guarecer la basura que no nos atrevemos a tirar.
Andar de blog en blog, te permite criticar, analizar, someterte, ajustar el trayecto, son los argumentos más válidos para justificar de nuestra propia biblioteca de errores.
No creo haber perdido el amor a mi blog, siquiera he quedado desilusionado de las instituciones o de los poetas, insisto y me reclamo cada día mi falta de tiempo.
Rehuyo en ocasiones a mi vida para encontrarme en la desesperanza de aquel que no escribe, como el adicto a la heroína recaigo siempre que me juro y perjuro que ya dejé este vicio.
No es fácil dejar de hablar con uno mismo. Me gusta arrojar botellas al mar, tanto como alimentar palomas, pero en el segundo caso, en alguna ocasión me di cuenta que las hijas de puta, no valoraban los tres kilos de maíz que les compraba, preferían algodones de azúcar, elotes, fritangas y demás porquerías que les arrojaba la gente al pasar.
De vez en cuando me daré un tiempo para venir a sacudir los muebles, a limpiar las ventanas, a dejar entrar la luz a las habitaciones.
Por hoy el tiempo real, mis "niños malcriados" me reclaman, me necesitan para jugar el reencuentro con la vida, porque hay vida más allá de las paredes y de la propia libertad.

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