¿Cambiarás al Mundo enseñando un blanco culo a los policías de Quintana Roo?
Partiendo de esta pregunta lanzada al aire en un excelente posteo sobre la fobia a los globalifóbicos por parte del buen Daniel Salinas en su Cuna de Porquería, me pregunto (¡Ay Dios! ¿por qué me pregunto, qué necesidad tengo?), sobre está revoltura de ideas y posturas que se han formado en torno a esta nueva tendencia socioeconómica.
Antes que nada, agrego un enlace en Telepolis, donde de manera breve, pero concisa aclaran qué es eso de la globalización.
Luego me encuentro que el maestro Carlos Alberto Sierra (CAS), hace otro apunte sobre el particular, mismo que pueden encontrar en Del Valle Notes.
Y después de estos referenciales, no me queda más que comentar que durante mucho tiempo he guardado mis reservas las manifestaciones adversas en contra de algún sistema socioeconómico - político-cultural.
No entiendo qué es lo que buscan, quienes mediante una protesta tratan de llamar la atención. En este caso específico, dudo que a través de marchas y plantones se logre una verdadera reforma de las estructuras sociales.
Más que nada, mis dudas sobre el particular se fundamentan en que muchas de las personas que acuden a este tipo de actos, lo hacen sin en realidad tener una conciencia plena de qué es lo que se busca con ese tipo de congresos internacionales.
Mucbos, según he constatado con algunos de los asistentes, lo hacen porque en estas reuniones para protestar se organizan también diversas actividades que invariablemente terminan en pachanga, fiesta, jolgorio pues.
Es algo así como decir; Vamos, nos plantamos y nos vamos a emborrachar.
Tal vez habría que buscar nuevos caminos para difusión de las ideas, las protestas ya no son suficientes.
Viendo las fotos de los globalifóficos en pelotas, no me da más que risa. Es que ¿a quién se le ocurre encuerarse en la playa para protestar? Dan más la apariencia de haber ido como vacacionistas y no como verdaderos buscadores de un ideal.
En la Ciudad del Crimen, por ejemplo, hace tiempo ya que las protestas dejaron de surtir efecto. Aunque en algunos casos se trataba de apuestas genuinas por un reclamo de justicia, estas congregaciones se vieron afectadas con la intromisión de algunos grupos políticos.
Hace falta hacer una verdadera protesta pero hacía el punto de origen; creo que se debe hacer una reunión entre las mismas familias, para acercarse a las distintas problemáticas que atañen al círculo familiar.
Una vez que esta comunicación se logre, tal vez entonces, podríamos conocer muchos problemas para solucionarlos de raíz y no dejarnos llevar por la masa, como parte de un ente amorfo e insondable.
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