Entre exhiliados te veas

Me veo obligado por las circunstancias a responder el posteo en el que Solzimer, conocedor del movimiento literario juarense, entierra las uñas en todos los que de alguna manera intentan hacer algo con su voz literaria.
Debo admitirlo, el texto me tomó por sorpresa, no porque me resulten extrañas las aseveraciones de Solzimer, sino porque denoto en sus palabras un gran dolor que él mismo se ha provocado.
Habla de inicio de problemas familiares que le aquejan y de la inexistencia de un alguien con quien desahogarse; tal vez, por esta razón recurre de manera furiosa al teclado, expurgando cada una de sus tristezas.
Di mí ha dicho cosas certeras desde la perspectiva poética, pero válidas sólo desde la miopía de quien vive desangelado de la vida.
Me conmina a un encierro, al hermetismo del que necio se niega a aprender de otros y desdeña consejos.
Le aclaro que no es así estimado Solzimer, siempre estoy abierto a las pláticas, que no a las imposiciones.
Indica del Zero Borderland, cito textual: "Un libro disparejo y sin mucho sustento demasiada emoción "periodisticopoetica" (que obvio no es de las buenas)".
En respuesta puedo decir, que este proyecto nació como una necesidad para con la tierra que me vio crecer como poeta y que me hizo creer en mis palabras, vaya, los versos que allí se incluyen ya no me pertenecen, pasaron a ser del uso público, de aquel que se ha identificado -y vaya que los ha habido- y de alguna forma a visto parte de su proceso existencial en lo que implica la frontera.
Mi obra no la juzgo ni me interesa arremeter contra la de los demás, pero créame, aprecio en verdad sus lucubraciones.
Refiere también mis escasas lecturas elementales y en este sentido vale también hacer una apostilla.
El hecho de que yo no sea de los que prefieran estar discutiendo horas inacabables sobre el trabajo letrístico de los grandes maestros de la palabra, no quiere decir que éstos no hayan pasado por mis manos.

Menciona mi interés por la vanguardia norteamericana, en eso tiene razón en parte. Lo que yo siempre he establecido es que me resulta más interesante el movimiento literario norteamericano, en cuanto a la lucha en la que se ha enfrascado por hacer valer la palabra, mas nunca porque considere superior su calidad estilística.
Puede tener la certeza que continuaré con exploraciones limitadas, como usted lo menciona, no me quiero comer el pastel de una sola mordida como usted pretende, vea el resultado en su persona.
¿Qué quiere que le diga, Honestidad Brutal? Bueno, usted inició el juego verbal.
Se dice aficionado a la bebida, recurso más cobarde no puede haber para compensar las carencias cotidianas.
Le habla el Zerk otrora cantinero y borracho, seguidor de la parranda por días y que hoy puede presumir de estabilidad emocional.
Pero llegar a este punto no me fue fácil, me costó perder más de las amistades que usted pudiera ver en su vida, me costó ensangrentarme las manos varias veces, y mire lo que es la ironía, casi mató a golpes a varios de mis amigos por salvarlos.
De esto último hay testimonios, personas que por ejemplo, me vieron levantar el cuerpo de un fracasado suicida que casi muere por mis puñetazos, pero ese fue un acto benevolente que prefiero olvidar.
Usted no es amargado y nefasto, se quiere creer esa idea y lo atormenta, lo sé, lo he visto en el mundo real cuando observa a su pequeño crío, usted ama la vida pero no sabe cómo enfrentarla.
La literatura no lo es todo Solzimer cuando se toma como una mera emulación de la catarsis que pretende aliviar nuestras solitudes.
Usted además de talento cuenta con gente que en realidad lo estima, me incluyo entre ellos aunque ya tiempo atrás haya despreciado mi cerveza.
La ciudad no es lo que nos condena al encierro Solzimer, somos nosotros mismos que no tenemos la capacidad para apreciarla, si somos o no una generación con posibilidades de destacar en esferas externas, dejemos al tiempo que decida.
Por lo pronto puede extender su monologo a conversación con este que hoy le redacta, yo también abro las puertas.

Suyo Afectísimo,

Zerk Montecristo