Cual Dante
Ayer que celebraba con mi pareja un mes más de estar juntos, recorría la avenida Juárez en busca de un fotógrafo -ésas extrañas costumbres que adopta uno en pareja, como la de tomarse fotos conmemorativas, en fin-, cuando conduciendo lentamente el vehículo pude ver conn detenimiento el deterioro que se vive en el entorno.
Las calles además de sucias y cansadas, sostienen en su longitud a decenas de entes que otrora tuvieron alma y hoy, se reducen a rondadores de la noche.
Mujeres que en su alta estima se arreglaban para lucir bellas, hoy transitan la avenida en busca de clientes, en busca de alguien que las saque de su sino, hombres que ya no son tan hombres, deambulan en los muladares entre andares y desolación de espíritu.
Y viene aquí a ser que ya no soy tan puro de este mundo, he perdido mi facultad en la bebida y ahora sobrio atesiguo en los andamios del infierno que alguna vez Virgilio prometió.
Vuelvo
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