United colors by desertion
Platicando con Norma el otro día sobre cuestiones de educación, nos llamó la atención cómo es que la deserción ha hecho presa a cientos de estudiantes en nuestra ciudad. Lo que más nos llamó la atención del caso es que unavez que los chavos abandonan la escuela, solamente cuentan con dos opciones laborales: La maquila o los restaurantes de comida rápida. Obviamente muchos son los que descartan la primer opción, pero resulta triste encontrárselos en la segunda.
Como verdaderas máquinas andróginas, los que despachan en ese tipo de establecimientos se desviven con el cliente y, mientras de manera robotizada te toman la orden en el sistema de autoservicio, al pasar a la ventanilla de cobro de pedido y recepción de pedido te encuentras con una cara sonriente y servicial.
Cuando nos retiramos con nuestra comida, me nació una pregunta que nos dejó a los dos pensando: ¿Te has fijado que estos chavos por años vivieron repudiando en la escuela que los trajeran vestidos de la misma forma y al final terminaron uniformándose de la manera más esclavizante posible? Ahora están sin la opción del libre pensamiento. El cliente es primero.
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