El autobús
de la línea pirata "Turismo Tito's" que se volcó durante la tarde del
lunes registrando pérdidas totales y lesiones en sus dos tripulantes, cuatro
horas antes había dejado un viaje en el que incluso viajó gente de pie y
sentada en los pasillo, carecía de toda medida de seguridad
MAURICIO
RODRíGUEZ
TORREÓN,
Coah.- Son las 8:30 de la noche y en la esquina que forman la calle Galeana y
el boulevar Revolución, en la zona centro de Torreón, Coahuila, donde tiene su
sede la agencia de camiones piratas "Unidos de la Comarca", una
muchedumbre contrasta con lo desolado de las calles.
En esta
ciudad coahuilense, donde los enfrentamientos entre grupos de la delincuencia
organizada han ido en aumento y han cobrado la vida de cerca de 500 personas en
lo que va del presente año, refleja sus estragos en el primer cuadro de la
ciudad, donde además del abandono de comercios, los pocos que aún subsisten
cierran antes de que caiga el sol, dando la apariencia de un pueblo fantasma.
Es en ese
lugar, donde decenas de personas, familias principalmente, se arremolinan algunos para despedirse,
mientras otros se apuran para abordar un autobús Masa Premier, modelo 93, con
número económico 58, color blanco que tiene pintado a sus costados
"Turismo Tito's", una línea de autobuses que forma parte de la
"agencia" de viajes especiales.
Para
atender la demanda de viajantes en este verano, que es considerado la temporada
alta, un par de mujeres atienden el local denominado "Unidos de la Comarca",
donde desde las primeras horas de la mañana ofertan los viajes a un precio de
280 pesos por persona.
Como
comprobante para el cliente, se entrega un boleto donde se escribe con puño y
letra el nombre del viajante, el precio, la fecha y el asiento que le fue
designado.
El
problema para algunos pasajeros comienza justo antes de que arranque el
autobús, ya que a minutos de abordar, se dan cuenta que el vehículo ya se
encuentra ocupado en los 45 asientos que lo conforman.
A manera
de justificación, la vendedora de boletos grita que "para eso deben llegar
temprano" y "al que no le guste se puede bajar" invitándolos a
ocupar lugares en el pasillo.
Y es que,
además de las 45 personas que viajan sentadas en cada uno de los asientos, hay
por lo menos otras 15 personas, principalmente niños y adolescentes que viajan
acomodados en las piernas de sus padres o familiares.
Bajo la
promesa del chofer de que en Gómez Palacio, Durango, ciudad que se encuentra a
un lado de Torreón, habrán de bajarse varias personas, ocho pasajeros deciden
continuar el viaje. Otros tres, sólo se bajan decepcionados de que al menos por
esa noche no viajarán a Ciudad Juárez.
De las
seis personas que han decidido continuar, cuatro viajan en la parte posterior,
dos más, una mujer y un hombre se acomodan en la parte frontal junto al chofer
y su copiloto.
La
temperatura ambiente en el exterior es de 33 grados centígrados, pero dentro
del autobús, que carece de clima artificial, la sensación termica es de al
menos 37 grados.
Aunado a
ello, se escuchan los llantos de niños que tal vez padeciendo el clima, son
aleccionados por sus padres, mientras que mujeres de la tercera edad reclaman
al chofer que avance para que entre un poco el aire y se quite el viciado
ambiente donde a la mezcla de humores y secreciones humanas se suma la
desesperación.
En Gómez
Palacio bajan sólo dos personas, que resultaron empleados de la agencia de
viajes y también viajaban de pie. El enojo y la desilusión se hace latente
entre los que viajan de pie. Entre los demás pasajeros hay miradas de apoyo, de
comprensión y tras recoger algunas bolsas del pasillo, los cuatro viajantes de
en la parte trasera comienzan a acomodarse.
Al frente,
la mujer se sienta en una hielera que le ha prestado el ayudante del chofer, en
tanto, el hombre, de complexión robusta, trata de acomodarse en un carrete de
cable que hace las veces de banco.
"Ya
hace como 8 ó 10 años que no iba para Juárez, pero igual y ahorita nos la
aventamos", comenta al chofer a su ayudante, al tiempo que le señala que
tomará la carretera libre y no la autopista, para continuar su viaje.
Las malas
condiciones de la rúa utilizada principalmente por camiones de doble remolque y
de carga, a la par de una incipiente lluvia que se torna en aguacero y que deja
al descubierto que los limpiavidrios frontales no sirven, obligan al chofer a
tomar la decisión de ingresar a la autopista, una vez que llega a Jiménez,
Chihuahua.
Algunos
metros a la salida de este municipio, el chófer se encuentra con otro autobús
perteneciente a su misma línea con el número económico 77 y que también viaja a
Juárez, por lo que decide hacer un alto para cenar y permitir que la gente baje
a comprar un refrigerio o utilizar el baño, ya que el autobús carece de
sanitarios. Es casi la medianoche.
El
ayudante del chofer aprovecha la pausa para utilizar el camarote que se
encuentra en la parte baja del camión y descansar. Es en ese punto donde el
hombre y la mujer que viajan sin asiento junto al conductor, deciden
intercambiar lugares. Ella se recuesta en el pasillo, mientras que él ahora
ocupa el lugar del copiloto, un asiento que carece de cinturón de seguridad y
que se encuentra pegado a la puerta de acceso, la cual está vencida y tiene al
menos 10 centímetros abierta y se tambalea mientras el autobus avanza.
"No
se preocupe, no se va a salir" dice el chófer al pasajero que no se haya
del todo convencido.
Según
reveló el conductor, él y su compañero no han tenido descanso durante las tres
semanas recientes, ya que realizan viajes que van de la Comarca Lagunera al sur
del país.
"Nosotros
no íbamos a ir a Juárez, pero nos salió un viaje de gente de Delicias que va a
ir al sur del país para el lunes y quisimos aprovechar la vuelta, por eso nos
trajimos este pasaje", comentó el camionero que aseguró tener 22 años de
experiencia al volante.
En la
autopista entre Jiménez y Chihuahua hay un tramo en reparación de
aproximadamente 2 kilómetros. Pese a que existen señalamientos preventivos, el
chofer avanzaba a más de 80 kilómetros por hora y de no ser por una maniobra
fortuita, el camión se hubiera salido del camino.
Al frenar
de manera estrepitosa, la mayoría de los pasajeros se despertó de un sobresalto
y tras escuchar los reclamos de algunas personas que viajaban en la parte
frontal, el conductor disminuyó la velocidad en el tramo habilitado por las
autoridades.
En la
ciudad de Chihuahua, el chofer, que mantuvo comunicación constante vía mensajes
de texto y llamadas rápidas con el conductor de la unidad 77, anuncia una segunda
parada, ya que la otra unidad se reventó de una de sus llantas traseras
derechas.
La pausa,
a las orillas de la capital del estado sirve para que algunos de los viajantes
estiren las piernas y hagan sus necesidades fisiológicas, sin embargo, para esa
hora, cerca de las 3 de la mañana, el frío del desierto comienza a sentirse y
calar en la piel.
El resto
del camino a Ciudad Juárez transcurre con relativa tranquilidad. A las 7 de la
mañana toca hacer la penúltima escala: Es el punto de revisión militar PRECOS.
Allí, una
fila de cientos de metros formada por vehículos de todo tipo se observa desde
lo lejos. Al acomodarse, al automotor avanza de manera lenta, apenas
centímetros en lapsos que van entre los 4 y los 10 minutos.
Tras una
hora de espera, por fin es sometido a una revisión por parte del personal
militar. Uno de los oficiales recorre la unidad desde el exterior apuntando al
autobus con un detector molecular del tipo GT 200, en busca de armas y droga.
Otro de
los uniformados aborda la unidad y realiza otra inspección. Tras responder una
serie de preguntas el chofer continúa su marcha y casi una hora después ingresa
a Ciudad Juárez.
Al entrar
son tres las paradas que realiza antes de llegar a su destino final. La primera
es en la Glorieta del Kilómetro 20, donde descienden cinco personas.
Metros
adelante, en el inicio de la carretera a Casas Grandes, hay un punto de
revisión especial implementado por las autoridades en busca de camiones
piratas.
Tras
mostrar parte de la documentación que era verificada por el personal de
gobierno, el nerviosismo de los trabajadores del volante era visible, sin
embargo, minutos después, después de platicar en la parte posterior del
autobús, los choferes retomaron su rumbo final, con destino a la zona centro de
Juárez.
"¿Alguien
sabe pa' dónde queda el monumento? ¿Voy bien?". preguntó el conductor de
la unidad 85, mientras a coro se escuchó un 'sí' y uno de los pasajeros le
indicó la manera de llegar al final del trayecto.
Son las
9:30 de la mañana, trece horas de un recorrido que a ratos se antojaba
imposible la odisea tiene su culminación en un estacionamiento público en la
calle Manuel Bernal, donde los pasajeros bajan taciturnos, agradeciendo al
cielo por llegar a la frontera, sitio en
el que hay varias paredes donde se anuncian con rótulos los viajes especiales
con salidas directas diariamente, cómodas y seguras, a distintos puntos de la
república.
A manera
de epílogo
A la 1:30
de la tarde, cuatro horas después de haber dejado a su pasaje en Ciudad Juárez,
en su camino de regreso, la unidad 058 sufrió una volcadura en la cual
resultaron lesionados el chofer y su copiloto.
La unidad,
que viajaba sin pasajeros registró pérdidas totales.
El
accidente ocurrió cerca de la 1:30 de la tarde a la altura del kilómetro 131,
cerca del poblado de el Sueco y según el reporte dado a conocer por la Policía
Federal el accidente pudo haber sido provocado por una ráfaga de viento
superior a los 80 kilómetros por hora.
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