FULGORES
La imposibilidad de recordar el tiempo en la masificación de las ideas, genera nuevas estandarizaciones de pensamiento. El bienestar se mueve en lo que no está conocido, para que todo coincida y no se permita una nueva sublevación de la masa.
Se regenera entonces el sentido práctico de la sociedad comunal, aliviando las preocupaciones fundamentales de los líderes feudalistas, que castran cada una de las palabras que dan límite a sus mermadas proposiciones de bienestar oligárquico.
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El recuerdo existe porque nostros procuramos tener siempre presente el pasado, si olvidaramos olvidar y de una manera precisa buscasemos un mecanismo tendiente al vacío, se podría alcanzar más que el olvido, la tranquilidad.
Un estado inoperante de conciencia que regule la mente para acabar con la nostalgia, un renacer permanente a cada imagen encontrada entre los actos consumados, para que el don de la sorpresa se haga palpable.
Volvemos del olvido siempre tendiendo a renovar las viejas páginas de nuestra existencia, para acrecentar anhelos sobre causas perdidas, dañamos así la forma de vivir el hoy, alarágndonos la sentencia del transcurrir de los instantes que desfavorablemente se repiten en nuestro interior.
Viene entonces el origen del odio, el arranque de todas las ansias hacia lo que se nos representa como un recuerdo no compartido, momentos que nos roban el porvenir porque de manera demencial vamos tratando de desvanecer, pero no podemos deshacer aquello que carece de materia, la esencia de la memoria tiene su más grande misterio en el arranque del instinto.
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Esta ciudad además
de cierto polvo
ensangrentado
tiene también
niebla de alma
y olvido a la melancolía
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Este caos me está fragmento cada voz que reconozco,
intuyo una nueva caricia del aire.
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Lo que nos mueve a representarnos en la palabra no es la creación, sino un afán de destuirnos y generar un nuevo ser que varie a nuestras flaquezas.
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Hemos perdido la facultad del engaño, por eso el diablo se desinteresó en nosotros
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No trates de verle tres pies a lo que tiene patas. El Catrín.
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No trates de rebasar esta palabra
sin antes saber
en cuál caballo cabalga la muerte
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Nadie puede contradecir que los Polivoces si bien no inventaron la trompeta, al menos la pusieron de moda nuevamente en la década de los setenta ¿por qué? ¡porque se me hinchan los huevos!
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