sábado, noviembre 13, 2004

Con dolo y-esencia de sábado


Palabra de Dios
Primera lectura 3 Jn. 1, 5-8:
Hermano, obras muy bien al preocuparte por los hermanos, y más aún cuando llegan de otro lugar. Ellos han hablado de tu caridad ante la Iglesia reunida; has hecho muy bien en proveerles todo lo que necesitaban para su viaje, en una forma digna de Dios. En realidad salieron de viaje por el Nombre, y esto no tenía nada que ver con los no-cristianos. Debemos acoger a tales personas si queremos trabajar por la verdad.

En perpetuo cautiverio


Tu Pavada
Por favor no pares nunca, mi único orgullo es saber que sos tan puta.
Prohibido quejarme si yo fui tu creador, soy como Frankeinsten, pero no soy doctor.
Andrés Calamaro.


Pregunta para el Vampiro Pavel:
¿Es una herida un atajo para llegar al corazón?

Acto de canibalismo, observado este sábado, a lo lejos
"Recibe el cuerpo y la sangre de Cristo. Amén" ¡

Is there a doctor in the house?
Qué pedo, anoche una pedototota que me viene a rebotar en la cabeza, muy de mañana, justo antes de irme a trabajar. Como quisimos salir, tuvimos que recurrir a los ogros, -quiero decir, los suegros-, para que nos cuidaran al ilíadico Ulises. Como consecuencia, tuve que salir, más temprano que los antiguos repartidores de leche y largarme a mi cuartel a darme un buen baño, porque la verdad apestaba todavía a noche de ronda.
Y aunque me bañe con agua fría -pese a que cuento con agua caliente y de que el clima afuera está por los cuatro u ocho grados centígrados-, todavía siento los vestigios de la borrachera.
Hay días cuando la cruda me ataca que me da una especie de remordimiento, angustia, es una cruda maltripeante, que no me gusta sentir, sin embargo esta se presenta, generalmente cuando uno se queda sin varo para el resto de la semana, aunque esto no es algo que realmente vaya a la par.
Pero hay otros despertares, los que parecen llenos de virtuosismo, cuando uno despierta todavía bajo los efectos del alcohol y las ideas se revolucionan a gran velocidad, vienen un decantamiento de imágenes delicioso que me hace precipitarme al análisis y deguste de las cosas más absurdas. (Si, incluso este mismo texto es un absurdo que surge precisamente de esa negativa de mis manos a entender que no tiene sentido estar pensando bajo el sonido de las teclas, pero bueno, háganlas entender).
Por ejemplo esta mañana hubo un destello, luego de salir de la ducha. Me disponía a arreglarme para salir al trabajo cuando, repentinamente no pude evitar encender el televisor de la recámara, cosa extraña porque por lo general no utilizo ese aparato, incluso permanece con la conexión desenchufada, pero me llamó la atención ver qué había en la cajita feliz.
Maldición, ese mendigo aparato sí que es enajenante y más cuando andas crudo, las ideas que te bombardean mediante imágenes y diálogos insípidos se percibe con mayor facilidad en este estado. Es extraño, una parte de mi cerebro asimilaba las situaciones proyectadas en cámara lenta, mientras que el otro lado de la chompeta iba si a la velocidad de la luz es poco,
Contrariado por esa contrariedad que es aceptar todo e bote de basura visual que se nos echa encima, luego de un par de minutos regresaron a la programación habitual. Se trataba de una película en la que una mujer acompañada de un hombre ya maduro y tres chamacos, viajaban en una cama hacia al fondo del océano, ¡háganme el cabrón favor! Yo todavía crudo y viendo esas chingaderas, no señor y lo peor de todo es que en la cinta aparecían entre los corales y las gotas de oxígeno, pececillos en comic que podían hablar e incluso algunos vestían a la usanza inglesa del siglo 19. ¡Puta! casi me voy pa' atrás como en los cuentos de Condorito, cuando comienza el mero mole, se trataba de una película musical ¿y puede haber algo peor para un hombre crudo que una película musical? Sí, si lo hay ¡Que el maldito largometraje esté doblado al español por voces guturalmente espantosas, vocecillas chillonas, ladinas hijasdesurepinkpanther, y yo ahí a medio cambiar, ensimismado, asimilando la llegada a una isla pasando por el fondo del océano.
Tal vez fueron cinco minutos, suficientes para desconectar la televisión por nueva cuenta, salir a la calle y repetirme una y otra vez que lo que veía eran automóviles y no esponjas y estrellas marinas y mucho menos, la ambulancia que pasó a toda velocidad a mi lado llevaba a los protagonistas de la historia que sabiéndose bajo el mar, terminaron ahogándose en su mundo irreal. Al menos eso me contentó un poco.


Vi a Dios
Su nombre es Bob y toca en la rockola de La Cucaracha. Lo vi con estos oídos que se han de convertir en ceniza.

No toques allí. DUELE.

El regreso del rock

Voy en el automóvil sin demasiadas ganas de aparecerme por la redacción, pero un par de notas pendientes para la edición del lunes me obligan a aparecerme en tal lugar. Como un sonámbulo, voy frente al volante, tratando de recapitulizar lo vivido -mejor dicho, lo bebido- anoche.
Luego de jugar siete partidos de billar y retirarme invicto, andaba demasiado pedo para continuar, me salí de La Curaracha junto a mi compañera de viaje, para encontrarme al final entre las oscuras paredes del Whiskey Bar.
Todo viene a colación, porque luego de platicar un rato con Julio, ex compañero de universidad, ahora disc jockey del bar y aparte, conductor en una estación radiofónica local, me pusó Interstate Love Song, una de mis favoritas de los Stone Temple Pilots.
Pues bien, el Julio aparte de todo, es el único que me puede dar el placer de escuchar a Calamaro mientras me embrutezco con cerveza barata en el antro, como la vez que se puso All you need is pop, mientras debatía con Enrique Bunbury y su guitarrista en ese mentado Whiskey Bar, pero esa es una historia aparte, que ya luego contaré.
Bien, regresando por enésima vez al hilo de este texto, tal vez los STP fueron de las últimas bandas que me entonaron en la década pasada, su desintegración, al igual que la de Guns and Roses fue de las que más me pudieron.

Velvet Revolver
Sin embargo, luego de andarla rolando por varios proyectos que no fraguaron como se esperaba, cinco ex integrantes de Guns N' Roses y Stone Temple Pilots, se han reunido ahora como los Velvet Revolver y me cae de a madre que aunque ha estado nublado estos días, en la mañana el sol me volvió a salir, pero por las orejas.
Contraband, es el nombre del disco hecho con todo el placer de quien se sabe reinventar, al conjugarse los talentos de Scott Weiland, el ex vocalista de Stone Temple Pilots; Dave Kushner, ex integrante de Wasted Youth y Dave Navarro's Band, y Duff McKagan, Matt Sorum y Slash, bajista, batería y guitarrista, respectivamente, de Guns N' Roses.
La idea de crear Velvet Revolver -según indican algunas notas que circulan en el internet-, apareció tras un concierto benéfico en memoria de Randy Castillo, batería de Ozzy Osbourne y Mötley Crüe, fallecido en 2002.
Aunque los ex GN'R se niegan a hablar de su anterior banda, por más que lo eviten jamás podrán borrar el estilo que les ha dejado marcados de por vida. Aún como Vlevet Revolver, Slash hace rememorar inevitablemente aquellos años en los que su guitarra inspiró a centenares de adolescentes a regirse por el camino de las cuerdas.
Vengo en el automóvil escuchando "Slither", seguida de "Fallin' pieces" y no puedo evitar mis alucinaciones, ahora soy yo el que conduce en una cama y va en busca de su propio océano.

Llévate un botón (thanks Magda)





1 comentario:

R. dijo...

¿Velvet Revolver?, uhm se ve bastante tentador, espero oir esa amalgama de talentos muy pronto.